Capítulo XXV

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La dedicatoria va a 

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La dedicatoria va a 

@ananekochan3  

@kaori2115  

@GabiCA100  

@isabel0417  

@XhiaPalacios  

@Yaoista_de_kokoro  

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Takao sonrió al ver cómo Miyaji hacía una mueca por lo que acababa de probar, al parecer no le había gustado mucho su nueva receta. Había pensado en crear algo nuevo para comer, estaba tan aburrido que la idea le agradó, después de todo había tomado las clases de cocina en la academia de donceles.

Tras el beso que Midorima le había dado el día que se había perdido, no había vuelto a mostrar señales de interesarse en él, volvió a la actitud de siempre y aunque eso le desilusionó no le dio mucha importancia, ya se imaginaba que algo así iba a pasar.

Takao había seguido viendo a Masako acudir a los aposentos de su esposo, cuando en las noches el insomnio no le abandonaba salía en busca de un vaso de agua o a veces sólo iba en busca de aire fresco y siempre tenía la mala suerte de encontrarla en el pasillo.

No prestaba atención a ella e intentaba en todo lo posible ignorar la sonrisa prepotente que siempre llevaba la chica, ella sabía que eso le hacía daño, pero al parecer disfrutaba de verle de ese modo.

Le dolía, por supuesto que le dolía lo que hacía su esposo con Masako, pero no había nada que pudiera hacer al respecto. No podía pedir la separación del matrimonio y mucho menos la anulación, tampoco quería hacer un escándalo.

Si hacía público lo que ocurría entre ellos estaría poniendo en peligro la imagen pública de Midorima, le traería problemas no sólo a él, sino que también a sí mismo.

No era raro en la sociedad actual que un esposo engañara a su doncel, así que nadie le daría importancia a su mala suerte, pero a pesar de que era algo que se hacía por todos lados su esposo tenía una reputación impecable y Midorima nunca dejaría que nadie la pusiera en peligro.

Nadie.

Y, por si fuera poco, si la gente se enteraba de la aventura de Midorima dirían que era él quien no era un buen esposo, que no sabía complacer al peliverde o que no merecía la pena, que era tan patético que su esposo había tenido que buscar a otra persona para que hiciera lo que él no podía.

Como si ellos supieran lo que realmente había ocurrido.

Ellos no sabían nada.

Había decidido soportar en silencio el engaño de su esposo, siempre y cuando siguiera siendo un secreto, porque si para Midorima su reputación era importante, él tampoco dejaría que las personas pensaran que no era un buen esposo y que no cumplía con la intimidad que debía dar, ni con sus obligaciones.

Tú que decías confiar en mí (Saga Gaia's Tales II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora