Capítulo VI

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La dedicatoria va a 

@@suzanne_noguera  

@@Itsumi-Himeko  

@@Otaku1496  

@@Mariafb128  

@@MikachuuuLuz  

@@153Scar-Nime-Real  

Muchas gracias a todos por los votos y los comentarios.

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La ciudad de Genkai no era como lo había imaginado, era mucho más hermosa de lo que había conseguido imaginar con las descripciones que su madre y hermana le habían dado.

Los edificios eran altos y grandes, de colores claros y cremosos, la gente parecía buena y había una enorme cantidad de personas, muchas de ellas enfrascadas en conversaciones en los bancos colocados en las calles mientras que otras simplemente caminaban a su propio rumbo. Pudo divisar a varios grupos de niños jugando a la pelota en medio de la plaza y otros grupos de mujeres y donceles sentados a pocos metros de allí en el pasto.

Contempló todo con admiración y aprecio y se sorprendió de descubrir lo entusiasmado que empezaba a sentirse ante la idea de poder vivir en esa ciudad.

—Qué te parece hijo— preguntó su madre, alegrándose al ver la sonrisa en sus labios al observar todo desde la ventana del carruaje.

Coralina y Momoi habían decidido ir con él a Genkai, al contrario que su padre que les alcanzaría el día de la boda, todos miraban por la ventana contemplando la belleza de la ciudad y dejando algunos comentarios en el camino.

—Es hermosa, no me la imaginaba así— respondió.

—Tu hermana y yo tuvimos la misma impresión la primera vez que la vimos.

—Es una ciudad que enamora— dijo la pelirosa.

Durante el camino su madre y hermana le comentaron más o menos como había quedado el castillo gracias a su intervención, según sus propias palabras las iría bien como organizadoras de bodas si es que algún día decidían dedicarse a ello.

Cuando llegaron a su destino Kuroko pudo observar su futuro hogar desde la ventana, lo primero que vio fue un muro de piedras grande e imponente, su madre le había dicho hacía unos días que éste rodeaba todo el castillo y las tierras a su alrededor. En medio del muro, enorme y en forma de arco, adornado por violetas en toda su superficie, se encontraba la entrada, que fue abierta por los guardias cuando confirmaron quiénes eran los pasajeros del carruaje.

Las dos puertas se abrieron a cada lado, permitiendo al vehículo atravesarlas y dejando a la vista un vasto terreno que Kuroko se sorprendió de descubrir.

Su madre le había dicho que desde el muro al castillo de su esposo había una gran distancia. Era una gran porción de tierra que rodeaba el castillo y en la cual pudo diferenciar varias casas, herrerías y graneros, imaginaba que las casas eran de la servidumbre, era habitual en las propiedades de los altos nobles mantener viviendo a su servidumbre a su lado para poder disponer de ellos en cualquier momento.

El carruaje siguió su ruta hacia el castillo, Kuroko observó todo con especial atención, viendo a los pastores guiar al ganado, a los guardias del castillo recorrer los alrededores, a varias lavanderas cargadas con cestas de ropas dirigiéndose al lago que había al lado y a varios niños jugando entre ellos. Pudo ver que, sobre el lago, permitiendo el paso de un lado a otro, se encontraba un puente que varias lavanderas estaban usando para atravesar.

Tú que decías confiar en mí (Saga Gaia's Tales II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora