Capítulo LX

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La dedicatoria va a 

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—Padre siempre dice que debo estudiar mucho— dijo Tyrone mientras observaba con interés el dibujo dentro del libro en sus manos—. Yo prefiero montar.

Kise sonrió con ternura, alejándose del tocador donde Yutaka le estaba peinando para acercarse y sentarse a su lado en la cama.

—No es bueno cuando sólo se posee la capacidad física, también debes ser capaz de defenderte en el ámbito mental.

—La lectura no sirve en las batallas.

—Las batallas no sirven para el bienestar de las personas, sólo consiguen separarlas aún más y crear infelicidad— llevó una mano a su mentón y levantó su rostro para que lo mirara—. Yo no quiero que tú participes en las guerras.

Tyrone le observó en silencio, mordiéndose el labio inferior con ligereza antes de negar con la cabeza y sonreír.

—Yo no seré un mal guerrero madre, seré como padre.

—De acuerdo.

Kise sonrió y le acarició el pelo, luego se levantó y volvió a la silla del tocador.

Miró por el reflejo del espejo y se aseguró que pudiera ver al niño por él desde su posición, desde que había descubierto la identidad del nuevo invitado del rey, no había podido dejar de pensar en que en cualquier momento Tyrone podría encontrarse con él y eso era algo que quería evitar a toda costa.

No recordaba exactamente el momento en el que su relación con Tyrone se había profundizado tanto, no sabía si era cuando habían tenido la conversación sobre su hermanito en sus aposentos o cuando después de eso, habían comenzado a pasar las tardes juntos.

Tyrone era la persona más cercana en su vida en esos momentos, era la pequeña luz de esperanza y felicidad que había encontrado en el hogar de su esposo, el pequeño atisbo de alegría que, sin saberlo, Lord Aomine le había regalado para hacer de su matrimonio algo menos doloroso y nada le había hecho más feliz en el mundo como escuchar cómo él le llamaba madre.

Agradecía infinitamente el hecho de que le hubiera aceptado como su madre, sólo por eso, agradecía el haberse casado con Lord Aomine, porque de ese modo había conseguido tener como hijo a un niño tan increíble.

El amor que había desarrollado por Tyrone era tan inmenso como el que sentía por el hijo en su vientre, y para él, Tyrone era ahora su hijo, aunque no lo hubiera llevado en su interior, era su hijo y el hecho de que apareciera otra persona que podía arrebatarlo de su lado le asustaba enormemente.

Tú que decías confiar en mí (Saga Gaia's Tales II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora