Capítulo XXX

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La dedicatoria va a 

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Esa mañana Kuroko despertó al alba con la esperanza de ver de nuevo a su esposo a su lado, confiaba en que al estar fuera de Genkai, tendría más momentos libres y eso les permitiría pasar más tiempo juntos. Ciertamente Kagami había venido al palacio real para ocuparse de un asunto importante, pero seguramente no requeriría de todo el tiempo del que pudiera disponer.

Se dio la vuelta al no sentir la mano ajena rodeando su cintura y confirmó lo que le había venido a la mente, Kagami ya no estaba con él.

Se levantó de la cama y caminó hasta llegar a la mesa para coger el albornoz. Tras colocárselo se sentó en la cama y esperó a que su dama de compañía viniera a prepararle.

No pasó mucho tiempo cuando Riko apareció con nuevas sábanas en las manos y una sonrisa.

—Kuroko— dijo al verle despierto y sentado—. No sabía que os ibais a levantar tan temprano. Siento llegar tarde.

—No importa, no pasa nada, pretendía despertar a tiempo para poder ver a Kagami, pero no lo he conseguido.

—Lord Kagami lleva mucho tiempo despierto, cuando he bajado en la madrugada para ayudar a las cocineras con el desayuno de todo el mundo, le he visto salir por la puerta principal con Lord Himuro.

Al escuchar el nombre del amigo de su esposo Kuroko la miró sorprendido, con el tiempo que llevaban en palacio había empezado a pensar que el pelinegro no estaría presente en el baile de apertura.

—¿Ha llegado Lord Himuro? — preguntó sorprendido.

—Así es.

—Cuándo.

—Los soldados que vienen a hablar con nosotros de vez en cuando en las cocinas cuando vienen en busca del desayuno, dicen que llegó en la noche. Ya estabais los dos durmiendo— informó mientras empezaba a cambiar las sábanas de la cama.

—¿Y sabes a dónde han ido los dos?

—No, pero fueron con Lord Midorima y Lord Aomine.

El doncel intentó ignorar el sentimiento desagradable que apareció cuando escuchó el nombre del esposo de su amigo, definitivamente Lord Midorima había ganado esa desconfianza a pulso.

—Entonces seguramente han ido de caza.

—Seguramente.

Siguieron hablando de trivialidades mientras ella cambiaba las sábanas y cuando hubo terminado empezaron con el baño y los preparativos de Kuroko.

Tú que decías confiar en mí (Saga Gaia's Tales II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora