Capítulo LXXVI

634 86 14
                                    

La dedicatoria va a 

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La dedicatoria va a 

@elisamavares  

@AtzhiriPineda  

@holita_114  

@Azul096  

@DRHyakuya  

@Reiymor231lol  

*****************************************************************

El grito de Suki se escuchó en todo el castillo, alarmando a los ocupantes y guardias que allí había e inmediatamente todos ellos se dirigieron a su habitación con Kagami encabezándoles.

Al abrir la puerta todos se sorprendieron al ver a la chica tirada al suelo mientra miraba con terror a Riko, quien la veía desde arriba, observándola con odio y enfado con un abrecartas agarrado con fuerza en la mano.

Kagami se apresuró a acercarse a ellas, mirando fijamente a la dama de compañía y dejando a un lado su espada, la cual había llevado en caso de que estuvieran en peligro.

—Qué está ocurriendo aquí, Riko— preguntó obteniendo su atención—. ¿Eres consciente de lo que estás haciendo?

—Soy muy consciente de ello, mi señor, de no ser así no hubiera entrado al castillo corriendo el riesgo de morir si un centinela me descubría.

—Estás atentando contra la vida de una invitada mía, en mi propia casa, soy el señor de esta ciudad soy quien juzga a los criminales y les da su merecido castigo, ¿estás segura de lo que estás haciendo?

—Me da igual ir a prisión, morir en la hoguera o por decapitación si con eso detengo el sufrimiento de mi amo— levantó la vista de Suki y la posó en él—. Usted no entiende lo que está viviendo, el dolor por el que está pasando y todo porque esta maldita mintió y traicionó nuestra amistad.

—Así que todo esto es sobre Kuroko, ¿te ha pedido él que vengas a hacerlo? ¿Es una orden suya?

Riko le miró incrédula, incapaz de creer que le pudiera hacer una pregunta así.

—Cómo puede pensar eso, cómo puede llegar a creer por un momento que Lord Kuroko podría mandar hacer daño a otra persona— preguntó exaltada, moviendo el abrecartas para acercarlo más a Suki—. Él jamás haría daño a alguien, él no es tan vil como usted cree.

—Entonces has venido aquí por tu cuenta...

—Sí, lo he hecho— reconoció de inmediato—. He venido para hacer pagar a esta traidora lo que le ha hecho, usted no se imagina lo que está viviendo, llora todo el tiempo, pretende que está bien sonriendo a todo el mundo, pero yo le veo sufrir, cuando está sólo no puede sino quedarse en la cama llorando hasta que su cuerpo no puede más y termina cediendo al cansancio. Se pasa todo el día luchando contra el dolor para no preocupar a los demás y que se sientan afligidos por su estado. Lo único que hace en las noches es llorar contra la almohada mientras llama su nombre una y otra vez. ¡Y todo eso por culpa de esta maldita!

Tú que decías confiar en mí (Saga Gaia's Tales II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora