Capítulo XXIX

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La dedicatoria va a

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Takao despertó sintiéndose un poco mejor que el día anterior. Suspiró ante la idea de tener que afrontar de nuevo a todas esas personas que seguían hablando de él, la verdad era que no le gustaba ser el centro de atención del palacio del rey, pero no había nada que hacer después del escándalo que había provocado.

Miyaji entró a sus aposentos un tiempo después para prepararle y cuando lo hizo el pelinegro bajo al comedor principal para el desayuno.

Como el día anterior la mesa se quedó en silencio cuando apareció y tras contar de nuevo con la ayuda de Kuroko pudo sentarse lejos de su esposo, o al menos todo lo lejos que podía estar con Kuroko en medio de los dos.

Para cuando acabó el desayuno se apresuró a seguir al rey que había sido el primero en levantarse de la mesa para irse al hall del palacio con su grupo de amigos.

—Su majestad— le llamó mientras éste estaba hablando con Lord Aomine.

El pelirrojo se giró y le miró serio para después hacer un gesto al otro hombre que les dejó solos.

—¿Si? — preguntó acercándose a él.

—¿Podría hablar con usted un momento?

—Por supuesto, no faltaría más. Prefieres que lo hagamos a solas o podemos hablarlo aquí sin ningún problema.

—Me sentiría más cómodo si lo hacemos a solas.

—Entonces sígueme.

Akashi comenzó a caminar con un nervioso Takao a su lado que no dejaba de frotarse las manos, pensar en lo que estaba a punto de hacer le dejaba sin fuerzas, pero se negaba a rendirse a esas alturas, era lo mejor que podía hacer en esos momentos, por su propio bien.

Llegaron a una biblioteca gigante que impresionó al doncel más de lo que hubiera estado dispuesto a admitir, ver tantos libros le hizo pensar en su amigo Kise quien era un amante de la lectura rosa. Se preguntaba cuándo llegaría a palacio ya que dentro de poco sería el baile de apertura de la Temporada de Oro y casi todos los que asistirían ya estaban en palacio.

Akashi se detuvo al lado de una mesa redonda que estaba rodeada por nueve sillas se sentó en una de ellas y le miró esperando a que comenzara a hablar.

—Quisiera pedirle algo su majestad— comenzó controlando todo lo que podía las ganas de echarse a correr y olvidar lo que estaba a punto de hacer.

Tú que decías confiar en mí (Saga Gaia's Tales II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora