113. Soledad.

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Mientras Sakuma no paraba de abrazarme me Ruborizaba más, cuando me abrazan siempre siento si esta triste o feliz y con Sakuma nunca pasa, es impredecible.

— Pero yo si me puedo enojar contigo. — Le  Repliqué aún entre sus brazos.

— A veces piensos que eres tan ácida.....pero en realidad eres agridulce. — Me acarició el pelo.

— No me vengas con ese cuento, Jirou Sakuma. — Le susurré cerca de su oído.

— ¡Por favor! Se que dentro de tu mente estoy girando y no paras de pensar en mi, ¿A que si?. — Me Sonrío.

Me quede sin decir una palabra....y me puse como un Tomate.

— Dejemoslo así...¿Quieres? Mejor voy a el cuarto de mi amor, que le debo un beso gigante por desaparecer de mi mente por unos días. — No paraba de pensar en lo que me dijo, el nunca esta en mi mente, sería muy idiota estar preocupándome de esa forma por el.

Me fui al cuarto de Kazemaru y este tuvo la misma exprecion que Sakuma y me volvió a contar el rollo de Hanabira y sus dos personas en su cuerpo, ya me tenían cansada con ese cuento, esta bien que me cuenten muchas veces y lo que más odio es que todo eso me recuerde lo que me hizo ella, de todas maneras yo sabía que ella era más ácida que el limón en el fondo.

— ¡Te extrañe!. — Kazemaru me abrazo.

— ¿Por que todo el mundo me abraza?. — Pregunte mientras Kazemaru estaba apuntó de asfixiarme.

— Por que todos te queremos sobre todo yo. — Me tomó de las manos.

— Aww......y yo igual. — Le bese.

— Se que ya te he dicho que te extrañe, pero me faltan palabras para decirte cuanto sufrí, hubieron días que no dormí, entrenamientos que no di todo mi esfuerzo, sentimientos que no eran verdaderos y todavía me faltan sentimientos. — Se me acercó.

— Kazemaru no digas eso que me haces sentir mal... — Me Ruborice mirando hacia otro lado.

— Pero es que es la verdad, si no estas....mi corazón deja de latir, si no te veo mis ojos no se controlan en buscarte. Sea lo que seá no quiero perderte. — Me dio un pequeño beso en mi mejilla.

— Ya entiendo...Kaze-Chan. — Me aleje un poquito de el. — Das Diabetes...

— ¡Y tu igual!. — Se me tiro encima dándome un gran abrazo del oso. — ¿Cuanto tiempo hará que no te abrasaba? Ahora te tengo para mi sólo si no estuviera Sakuma.

— Hablando de el....el me ha....— Recordé lo que paso cuando me abrazo.

— ¿¡Te hizo algo ese idiota!?. — Grito.

— No exactamente. — No quiero riña entre ellos, fingiré. — Cuándo me desperté lo ví y no te quizo decir a ti y yo me vine corriendo a tu cuarto.

— Ajá.

Más tarde, cuando llegaron del entrenamiento, todos me abrazaron como si no hubiera un mañana existente, sobre todo Fubuki que lloró y empezó dramáticamente a actuar como bebé cuando me vio curada, después todos empezaron a celebrar con pizza, pero se durmieron rápido ya que mañana tendrían partido con Brasil.

En la mañana.

Me desperté y esta vez me puse el uniforme de el Raimon, como dije, me encantaba este traje. Tenía tantas ganas de ir los a ver jugar que me desperté muy temprano hice mis deberes que por alguna razón era sacar la basura afuera.

Y cuando salí, me enfríe que fui corriendo al estante donde se dejaba la basura y cuando entre las chicas ya estaban cocinando, y como siempre el entrenador Kudou ya estaba tomando el desayuno, yo me senté a su lado y las chicas me sirvieron, empeze a tomar el desayuno lentamente y lo disfrutaba....¡Todo estába delicioso!.

— ¿Por que te despertastes tan temprano Oisaka?. — Preguntó el Entrenador Kudou.

— ¡Por que iré a ver como les va con Brasil!. — Me alegre.

— No iras.

— ¿Por que no? . — Me entristecí.

— Por que recién te curaste y no quiero que quedes de nuevo en cama, así que Oisaka, quedate en cama bien arropada, le diré a Megane que te suba la televisión y asi puedes vernos en vivo. — Masticó su tostada.

— ¡Que injusticia! Pero lo haré. — Seguí callada tomando mi desayuno lentamente, que pena yo en realidad quería ir a ver los a los chicos.

— Muy bien.

Cuando estaban preparándose le di las buenas suerte y me dejaron de ama de llaves.

— ¡Ahora podre hablar sola frente a un espejo!. — Grite y no oí nada. — Me siento sola.

Antes de subir las escaleras, revisé lo que había en los muebles, a ver si había rastro de algo deseoso.

Efectivamente, hice una investigación y todo concuerda, en efecto las bananas de Fudou están en el mueble de abajo por que ahí nadie las sacaría, pero no, Tsukaze siempre se acerca con su estómago hambriento de comida como nadie y también le he quitado las galletas de Hiroto, pero de seguro después me disculpó y le digo que me vino un tentempié demaciado gigante en comer galletas de Hiroto y Bananas de Fudou, okey.....eso sonó mal.

Me subí con una cara de descarada la escalera y entre a mi cuarto, encendí la televisión y ahí estaban ellos jugando.

Más tarde.

"¡Jueguen bien! ¡Si Kazemaru! ¡Amor Vamos! ¡Si yo puedo tu también!." Era las cosas que gritaba sin demencia.

Con cada gol que hacían me sacudía como epiléptica y si nos marcaban los brasileños maldecía a más no poder.

Y ganaron, cuando llegaron abraze fuerte a Kazemaru y les felicité.



Inazuma Eleven: Recuerdos....Donde viven las historias. Descúbrelo ahora