Amanda Miller
No tengo idea de cómo logré dormir hoy, solo sé que estoy nerviosa y mis sentimientos ya no están tan revueltos como ayer, ahora me siento mal por como trate ayer a Owen y creo que le debo una disculpa, sé que lo herí y lo noto por la forma en que me miró durante todo el desayuno, además me estuvo evitando todo el día.
Este día desde que despertamos fue totalmente distinto a los demás que he pasado en esta casa, Leo se veía nervioso y a la vez ansioso por lo que sucederá en la noche, si tan sólo supiera que no irá... seguro se le rompería el corazón, los demás están igual. Creo que por no saber si este plan funcionara...todos se sorprenderán mucho, e incluso tal vez se enojen conmigo cuando los deje.
Cada vez se acerca más el anochecer y aún no sé cómo darle la poción a Leo sin que nadie sospeche, no sé cómo lo haré.
Mientras pienso en cómo darle la poción a Leo, me propongo a hacer la nota con la cual explicare todo lo que haga, creo que también le haré una a Owen.
Ya tengo todo listo, durante el día estuve practicando mi transformación, el cómo serán mis ojos y mi cabello mientras estoy con Jared, por el momento todo está controlado y en calma, ya lo he planeado todo, por si las dudas, también llevo en mi bolso unas pociones de energía, pero espero no tener que utilizarlas.
Según el plan de Ada, Leo tiene que salir de la casa a las nueve en punto para ir al muelle y así todo el plan comience en marcha. Pero de acuerdo a mi plan, le debo dar la poción a Leo a las ocho y media, o incluso antes para que la poción surta efecto, y así pueda escabullirme de la casa sin que nadie se dé cuenta, justo ahora son las ocho treinta y debo darle la pócima a Leo. Ahora.
Bajo a la planta baja de la casa con la pócima oculta en los jeans y me encuentro con Ada y Amy que están en la sala viendo la televisión.
- Hola-. Les digo intentando actuar lo más normal que puedo.
- Hola-. Me contesta Amy volteandome a ver.
- Pensé que Leo estaba aquí-.Le digo mintiendo, sé que está en su habitación.
Mientras voy por dos vasos de agua y sacó una malteada que ya tenía preparada del refrigerador y la sirvo en los vasos, a la de la izquierda le echó rápidamente la poción mientras miro a todas partes para asegurarme de que nadie vea mi acto criminal, la revuelvo y para no equivocarme de vaso le pongo la cereza volteada en la crema batida, y a la mía le pongo la cereza hacia arriba.
- Leo está en su cuarto-. Me contesta Amy mientras mira como sostengo las dos malteadas en las manos.
Por cómo las mira, sé que quiere una, pero no puedo darle ninguna de estas, son cruciales para el plan.
- Si deseas una malteada, sobró un poco, sírvete. Quería darle una sorpresa a Leo antes de que se fuera. - Le digo con una sonrisa amigable.
- No te preocupes-. Me dice mientras se levanta y camina hacia la cocina-. Yo me la preparo-. Me dice con la emoción con la que siempre platicamos.
Me apresuro a subir las escaleras, y justo cuando me encuentro en la puerta de la habitación de Leo checo la hora, ocho y media. Hora perfecta.
Toco y espero a que me invite a entrar.
- ¡Adelante! -. Escucho que me grita y abro la puerta.
- Hola...-. Le digo algo tímida, pero él de inmediato dirige sus ojos verdes hacia las malteadas-. Te prepare una malteada para desearte buena suerte-. Le digo mientras me acerco a su cama en la que está acostado, le ofrezco la malteada con la cereza volteada, en la toma y se acomoda en la cama de cierta manera para que también pueda sentarme con él.
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TeleQuinesis
Science FictionEmma jamás fue una chica normal, siempre tuvo algo que la diferenciaba de los demás. Ella posee un don. Al mirarla todos ven a una chica de diecinueve años, con una vida aún por vivir, el futuro como la vida es incierta. En cualquier momento puede...