Jared no es Jared
Me levanto a las siete para tomar un baño y así llegar a tiempo con el señor Jared. Luego de vestirme con una blusa blanca y un pantalón de vestir con zapatos bajos, me cepillo el cabello y decido llevarlo suelto.
Tal vez sea extraño por el tiempo que he utilizado esta apariencia... la de chica con pelo pelirrojo, pero aun no me acostumbro que al verme al espejo o en cualquier objeto que refleje mi aspecto no vea el semblante que estuve viendo durante diecinueve años de mi vida. Gracias a dios he logrado controlarme cada vez que miro mi reflejo en los vidrios del campus, pues si no fuera así. Cada vez que viera mi reflejo saltaría dando un ligero grito junto con una mirada incomprensible en el rostro. Extraño mi verdadera apariencia... a Maggie...
Para cuando salgo de la habitación Elizabeth sigue durmiendo. Me dirijo al comedor con el ¡Pad y el teléfono en la mano. Mi tarjeta dorada la traigo colgando del cuello.
Estando ya en el comedor tomó un plato de fruta recién cortada y me preparo una taza de café. A esta hora el comedor está casi vacío, a excepción de dos chicos que están descansando sentados de un largo entrenamiento a juzgar por su atuendo deportivo y el sudor resbalando por su nuca.
Siendo las siete cincuenta y cinco salgo del edificio y me dirijo a la parada de autos más cercana posible y cumplo con el mismo protocolo que ayer. Presiono el botón y espero hasta que un auto llega a mi parada.
Subo al auto, introduzco mi tarjeta y esta vez no me pide el código, en el mapa indicó la oficina de Jared. En cuatro minutos estoy justo frente a la puerta del edificio de Jared y el guardia que está en la entrada me pide identificación. Al momento me quedo confundida pues no tengo ninguna y luego el guardia me explica que a los que pueden entrar a la oficina de Jared sin su compañía debían tener una tarjeta, estas suelen ser doradas.
Tan pronto escuchó eso, saco la tarjeta de mi blusa y se la entregó quitándomela del cuello, el guardia es tan amable que me enseña a utilizarla y también me dice que si tengo una de esas tarjetas significa que soy importante y a cualquier lugar que vaya y haya un código de acceso en la puerta, simplemente debo colocar mi tarjeta por encima del teclado y un lector visual leerá el código de mi tarjeta dando a entender que tengo permiso de entrar y así podré hacerlo.
Voy al primer piso y me dirijo a la oficina de Jared, en ella está el esperándome en su escritorio.
- Pasa Amanda. - Me pide en cuanto me ve caminar por el pasillo.
Entro a su oficina y tomó asiento en una de las sillas que están frente al escritorio.
- El guardia de la entrada me aviso que ya estabas aquí. -Menciona con una sonrisa. - ¿Hasta el momento que te ha parecido ser mi mano derecha? -. Me pregunta.
- Sera algo que disfrutare. - Le digo con la sonrisa más sincera que puedo demostrarle sabiendo que mi conciencia me recuerda que yo no soy y nunca seré su amiga. - ¿Puedo hacerle una pregunta?
- Las que quieras. - Dice demostrando disposición.
- ¿Por qué acomodo a los chicos en escuadras?
- Para hacerlos utilizables. - Contesta.
- Eso lo entiendo-. Digo con una sonrisa nerviosa pues obvio que el objetivo es ese. Pero yo no me refiero a eso. - Creo que hice la pregunta incorrecta. - Digo para corregirme mientras me acomodo mejor en la silla. - ¿En que utilizara a las Escuadras?
- Actividades sencillas, obtener información, buscar pistas...
- ¿Qué información?
- La información que necesito para saber en dónde se encuentran los chicos de los que te había hablado. - Me dice sin perder la paciencia.
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TeleQuinesis
Science FictionEmma jamás fue una chica normal, siempre tuvo algo que la diferenciaba de los demás. Ella posee un don. Al mirarla todos ven a una chica de diecinueve años, con una vida aún por vivir, el futuro como la vida es incierta. En cualquier momento puede...