Capítulo 41

3.1K 250 2
                                    


Fin de la prueba uno


Cuando estoy segura de que esos hombres se han ido, me levanto de entre mi escondite detrás de los arbustos, vuelvo al camino que el mapa me indica y me percato que las manchas de sangre, de uno de los hombres que había apuñalado en la pierna van en dirección contraria a la que yo voy, eso es bueno.

Continúo con mi caminata hacia donde me indica el mapa; no tardó en llegar, pero según el punto me indica que es una mina, aun así no encuentro nada útil, o algo que me explique lo que debo hacer.

La mina esta oscura por dentro, pero alcanzo a ver un mensaje con letras blancas dentro de los muros de la mina.


"Abre la cerradura y todo acabara"


¿Qué cerradura? ¿En dónde está? ¿Así de fácil?

Me doy la vuelta emocionada por toda la mina, revisando cada centímetro de esta y lo único que encuentro es mugre, piedras y más piedras... ninguna cerradura; comienzo a levantar unas cuantas piedras que están abandonadas en el suelo, donde encuentro una cerradura en una puerta pequeñita para la llave que debía conseguir, me levanto con una sonrisa enorme en el rostro para sacar la llave de mi bolsillo trasero me vuelvo a agachar e introduzco la llave en la cerradura.

No puedo creer que haya logrado completar la primera prueba, debo admitir que fue sencillo, con unos problemitas, pero sencillo...

Justo antes de girarla y activar el mecanismo para que se abriera la pequeña puerta, sin previo aviso, algo pesado y grande cae sobre mí tirándome al suelo con un sonido ensordecedor, tanto que me hace quedar inconsciente por unos segundos, lo suficiente para convertirme en prisionera.

Los dos hombres de la herrería me han atado las manos, recargado en un árbol y ahora quieren su daga, el único problema es que ya no la tengo.

- Danos la daga-. Me dice uno de los hombres mientras revisa mi mochila sacando todo de ella.

- No-. Es lo único que les contesto mientras discretamente miro hacia la puertita para asegurarme de que la llave siga en la cerradura, y ahí está... lo único que debo hacer es abrirla.

- ¿Qué dijiste? -. Me dice ahora enojado uno de ellos.

- No-. Vuelvo a decir firmemente.

- Entonces la conseguiremos a la mala-. Me dicen los dos hombres con cierto brillo en los ojos.

- Tu última oportunidad ¿Dónde está la daga? -. Me insiste uno de ellos.

Creo que en esta situación lo mejor sería simplemente guardar silencio, porque si hablo y les explico lo que sucedió realmente con ella, me pedirán que los lleve con Liz y el viaje sería más largo y lo único que deseo ahora es irme a casa, alejarme de todo esto y pasar la primera prueba.

Sin ningún aviso. una patada me dobla por la mitad.

- ¿Ahora me dirás en dónde está? -. Me insiste de nuevo el hombre que me pateo.

Me quedo mirando al suelo mientras pienso en algo.

- Eres una chica muy linda, ¡bellísima!... Sería una lástima que tuvieras enormes cicatrices en todo el rostro ¿No crees?

Ahora tengo un plan.

- No me importan las cicatrices-. Le contestó orgullosa mientras levanto la mirada directo a sus ojos.

- Bueno...-. Me dice mientras se agacha con expresión amenazante con una navaja en la mano.

Tan pronto está al alcance de mis piernas, utilizo un movimiento de defensa personal que me enseñó el señor Adam, el hombre cae al suelo noqueado, el otro hombre está ocupado revisando más detalladamente las cosas de mi mochila y para cuando se da cuenta de que su amigo está tirado en el suelo inconsciente, con la navaja he cortado ya la cuerda con la que me tenían amarrada, y ahora estoy de pie lista para correr al cerrojo y abrir la puerta.

Como el otro hombre tarda en reaccionar, me echo a correr hacia la cerradura y un metro antes de llegar a la cerradura el me cae encima y caemos al suelo, intentó cambiar de posición, pero no puedo, él es más grande y pesado que yo, así que ahora está encima de mí con una navaja en la mano.

Levanta la mano para tomar impulso y luego clavármela, pero reaccionó más rápido y le doy un golpe rápido y doloroso en la garganta, lo cual lo hace soltar la navaja para luego comenzar a toser.

Aprovechó ese pequeño lapso y lo pateo en donde más le duele a los hombres, salgo debajo de él y me acerco arrastrándome lo más rápido que puedo a la cerradura, tomó la llave entre mis dedos y le doy vuelta.



Todo está oscuro por unos minutos y luego una luz leve inunda la habitación en la que estoy, por lo que veo, diría yo, que es alguna estancia médica, me cuesta respirar por mi cuenta, pero cuando logró tranquilizar mi respiración logró hacerlo... hay muchos cables, una pantalla enorme que ahora está apagada, un catéter, jeringas en muebles, vendas...

Intento moverme, pero algo me lo impide, estoy atada a una silla y un cable transparente sale de mi muñeca, sin mencionar un tubo enorme que está dentro de mi garganta el cual creo que me ayuda a respirar.

- No te muevas-. Me pide una chica joven vestida toda de azul con una bata, parece una enfermera.

Ella se acerca y me pide que mantenga la respiración mientras saca el tubo de mi garganta, cuando lo hace puedo respirar mejor.

- ¿Qué sucede? -. Le digo mientras miro a todas partes algo confundida.

Yo recuerdo que estaba peleando con un hombre en una mina... ¿Y ahora aparezco aquí?

- Tranquila... Pronto te lo explicaran-. Me dice con una sonrisa sincera mientras retira el cable transparente de mi muñeca.

- ¡Lo lograste! -. Me dice un hombre apareciendo por la puerta de la habitación, es Jared. - Debo admitir que parecía que no lo lograrías, pero lo hiciste... ¿En dónde aprendiste a pelear así? -. Me pregunta mientras la enfermera me desata de la silla en la que estoy sentada.

- Un amigo me enseño.

- Haz terminado la prueba uno, una de las pocas que lo logran-. Me dice con una sonrisa enorme.

Tengo tantas preguntas que hacerle, todo es tan confuso ¿Qué hago aquí?

- ¿En dónde estoy? -. Le preguntó repentinamente.

- En un cuarto de pruebas, te explicaré todo después, por el momento tienes que descansar, esta linda chica-. Me dice señalando a la enfermera. - Te llevará a una habitación en la que dormirás.

- Está bien...-. Es lo único que le digo antes de que él se vaya emocionado de la habitación.



Cuando estoy a solas con la enfermera, me ayuda a ponerme de pie y me lleva a una habitación, la cual en la puerta hay un cartel con mi nombre escrito.

Amanda Miller

Entramos y lo único que hay en ella es una cama, tan pronto me acuesto tan pronto quedó dormida, no me había dado cuenta de lo cansada que estaba.

TeleQuinesis Donde viven las historias. Descúbrelo ahora