Al llegar a casa me quite los zapatos y me metí a bañar, estaba tan furiosa que no podía controlar mis propios pensamientos. Al salir me puse una camisa de Estefan, unos shorts me volví a poner los zapatos y salí, Estefan estaba esperándome afuera.
— ¿A dónde vas? —preguntó nervioso.
—A casa de mi madre—respondí, estaba temblando.
—Hablemos, Hal.
—No—dije a secas—Juro que ahorita no quiero hablar contigo, Estefan.
—Tu viste todo—se puso enfrente de mí—Yo no hice nada.
—Se que no hiciste nada—asentí—Nunca haces nada.
— ¿De qué hablas?
—Dios...
—Hal... por favor
—No puedo con esto—dije casi con miedo, las lagrimas comenzaron a caer—Me estoy volviendo loca.
— ¿No puedes con qué? —los nervios pasaron a ser miedo entre los dos.
—Con nosotros, Estefan—respondí—De verdad, solo...
— ¿Quieres dejarlo?—estaba frente a el y no podía controlar mi tembladera— ¿Me estas dejando?
—No lo sé...Dios, solo no entro en mi justo ahora y solo quiero irme, no quiero estar justo aquí contigo... estoy harta de esta inseguridad, no es propia de ninguno de los dos... y, y no puedo mas—rompí en llantos—Se que no es tu culpa que la perra esa te haya besado pero causa en mi una inseguridad muy grande y me está enfermando.
—Hal, por favor...—sus manos me cogieron el rostro—No dejemos esto.
—Tengo que irme—casi fui audible.
—Por favor—volvió a suplicar.
—No me es fácil, amor—pase mi mano por su rostro—Tomemos un tiempo
— ¿Un tiempo? —su ceño se frunció—Todo va a estar bien.
—No esta vez, solo quiero decirte muchas palabrotas y romperle la cara a Raquel, necesito salir de aquí—pase por su lado y salí tomando mucho aire, me estaba ahogando.
—Si quieres tiempo entonces te lo daré—respondió—Pero no te vayas, no esta noche, no asi.
Me le quede viendo, mi respiración era irregular.
—No cuando estamos enojados—asentí recordando la promesa que nos hicimos.
—Me quedare aquí afuera—susurre sentándome en nuestro pequeño jardín.
Estefan entró, me acosté en la grama y seguí llorando hasta que mis ojos se hicieron pesados.
—Lo siento—abrí mis ojos, estaba en los brazos de Estefan—De verdad, por hacerlo todo difícil.
Mire a mi alrededor y estábamos en la calle, Estefan no se había dado cuenta que había abierto los ojos, me arrime un poco más a él. Me llevó a la habitación, me acostó en mi lado de mi cama y me dio un beso en la frente. Antes de que se levantara, deslice mis manos por su cálido cuello.
—No tan difícil—susurre, hice que se acostara a mi lado y me quede dormida entre sus brazos.
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VOLVERIA A TI.
RomanceA veces un amor puede estar entre lo imperdible y lo recuperable. A veces no te das cuenta que aunque la tormenta haya pasado, se quedan sus secuelas. Acompáñanos a averiguar lo que quedó de este imperdible amor. Secuela de Imperdible Am...