Capitulo 90

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Estaba acostada en la cama viendo como Estefan guardaba ropa en su maleta, no podía parar las lágrimas que caían de mis ojos, la habitación estaba llena de tensión y las palabras no tenían lugar alguno.

— ¿A qué hora es el vuelo?

—A las ocho.

Asentí haciéndome la idea que mañana ya no estaría con él, me levante de la cama y fui al baño, no quería que me viese así y mucho menos seguir llorando.

Era todo mi culpa.

Estefan abrió la puerta, estaba sentada en el inodoro y se agachó para limpiarme las lágrimas.

—Todo va a estar bien—susurró dando certeza de ello.

—Lo sé—asentí poniendo mis manos alrededor de su cuello—Te voy a extrañar.

—Yo también—admitió—Me harás falta.

—Te amo, Estefan

Me cogió de las mejillas y me besó lentamente, no podía evitar los sollozos que se me escapan de mi garganta, lo amaba tanto que dolía, me hice para atrás para verle, sus ojos estaban llorosos, reteniendo las lágrimas que aguardaban para salir. Esparcí besos por su rostro, su mandíbula y su cuello, lentos, dulces y dolorosos besos.

Subí mis brazos y me deshice de la camisa, volviendo a sus labios, saboreando su boca.

—Te amo tanto—susurró en mi boca, deslizándome hacia su cuerpo, estaba temblando, tenía miedo a que terminásemos, tenía miedo a que fuera la última vez que probaría sus labios, miedo a que no me pudiese recuperar, miedo a que este momento acabe, miedo al mañana.

Estefan nos levantó del suelo y me llevó hacia la cama, sus manos se deslizaron por todo mi cuerpo, con deseo y plenitud, había parado de llorar por segundos, quería disfrutarlo, quería que este momento fuese especial y que estuviese muy lejos de ser una despedida.

No iba a hacer una despedida, no lo iba a permitir.

Al momento en el que Estefan se adentró en mi, llore, nos estábamos consumiendo justo en ese momento, lo hice rodar para quedar encima de él y me detuve por unos minutos, para verle, sus ojos estaban oscuros, lleno de deseo y tristeza, volví a moverme, sus ojos se cerraron expresando placer y dolor en ellos, sus manos se aferraron a mis mulos, temiendo a que me alejara de él.

— ¿Estefan? —él abrió sus ojos y asintió.

—No te detengas.

Puse mis manos sobre su pecho y seguí robándole gemidos de placer, de deseo y de dolor. Me acosté en su pecho al terminar, al arrebatarle mi nombre de su boca, llorando, sus manos se deslizaban por mi espalda desnuda.

Nos dormimos justo en esa posición, con la esperanza de que todo lo que estaba ocurriendo se convertiría en un simple y tonto sueño.


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Hola, hola.

Se que no subí cap el miércoles y hoy casi se me pasa pero todos estos días estuve haciendo cosas de gente adulta y estaba muy ocupada, lo siento tanto.

Espero que les guste estos caps el día de hoy y me sigan queriendo como yo las quiero a ustedes. 

Las adooooro.

Besis, Besis. 

VOLVERIA A TI.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora