Capitulo 118

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Habíamos dejado a los chicos en la casa disfrutando de la playa y estábamos conduciendo hacia el hospital, Estefan tenía mi mano entre su boca mientras que dejaba besitos en ella, aun no estaba segura que todo esto fuese real

— ¿El hospital no es por allá? —dije a la vez que Estefan cruzaba una intersección

—Sí pero Sebas me pasó otra dirección—respondió a la vez que me daba una sonrisa asesina ovarios.

— ¿Y vas a decirme hacia dónde vamos?

—Nop

— ¿Otra sorpresa?

—Otra sorpresa—sonrió acordándome su llegada y que tan fácil había caído entre sus brazos, no me sentía culpable, al contrario lo deseaba tanto como respirar, estar dos meses lejos de Estefan y de su atractivo cuerpo era demasiado para mi existencia y mi corazón.

Estefan estacionó frente a un vecindario que no conocía quedaba a unas cuantas cuadras de la casa de Nani, nos quedamos en silencio adentro del auto.

— ¿A que estamos esperando exactamente? —pregunte hartándome del silencio, Estefan me mantuvo la mirada sin decir nada, no había pasado ni cinco horas y ya lo estaba deseando, aparte mi mirada.

—Llegamos temprano pero no tardará—respondió viendo la hora—Ven salgamos

Bajamos y él se apoyó de su puerta camine hacia donde estaba él y me puse a su lado, él se me quedó viendo y yo no pude evitar sonreír como una tonta.

— ¿Qué?

—Extrañaba verte—asintió suspirando, acortó nuestra distancia y me acurrucó entre sus brazos, yo respire inhalando su aroma tan varonil, levante la mirada y me incline para besarle, él me dio la vuelta quedando yo apoyada de la puerta y él contra mí, su lengua rozó mis labios y yo reí a la vez que dejaba que recorriera toda mi boca, se me escapó un gemidito cuando sus manos rozaron mis muslos bajo el vestido.

— ¡Eh, tortolos! —los dos volteamos a ver Sebas que bajaba de su auto, Allie estaba adentro con la niña entre sus brazos.

—Hasta que por fin llegan—Estefan dio un paso hacia atrás y dejó un beso en mi frente.

— ¿Esperaron mucho?

—Acabamos de llegar—respondí a la vez que ayudaba a Allie a bajar.

—Cariño, dime que estamos haciendo aquí—dijo Allie.

—Pues, los he traído hasta acá para...—caminó hacia la entrada de unas de las casas y sacó una llave de su bolsillo trasero—Presentarles nuestro nuevo hogar...

Allie y yo abrimos nuestras bocas al mismo tiempo, Estefan solo reía en complicidad.

— ¿De verdad?

—De verdad, amor—respondió Sebas a mi amiga.

Entramos a la que sería la nueva casa de mis amigos, ya estaba amoblada, había dos sofás grandes y grises en la sala entre estas dos había una pequeña mesa, al lado de la sala estaba la cocina que también estaba ocupada con algunas cosas, era espaciosa, al lado de la cocina había un pequeño pasillo que seguro quedaban las habitaciones.

—Es pequeña, lo sé pero...—Allie no dejó que hablara, me había entregado a la niña antes de que empezara a hablar Sebas y lo besó fugazmente.

— ¿Pequeña? ¡Es perfecta! —dijo abrazándolo.

—Te ves bien con bebes—susurró Estefan en mi oído erizando cada fibra de mi cuerpo.

—Ni se te ocurra—lo mire de reojo—Aun no.

—Dije que te veías bien no que los quería... no ahora claro—rio besándome atrás de la oreja—Porque si que quiero tener hijos contigo... una docena

— ¿Una docena? —pregunte a la vez que veía que Sebas le mostraba la cocina a Allie.

—Son pocos...

— ¿Pocos? —reí volteándome cuidadosamente y besándolo—Ya veremos.

—Yo con gusto los hare—se río viendo como Rose se removía entre mis brazos, hizo un pucherito y siguió durmiendo—Serán los bebes mas lindos hechos jamás.

—Seguro que si mi amor—dije riéndome, vimos que Sebas y Allie habían desaparecido y caminamos por el pasillo que conectaba las habitaciones, vimos la habitación de la niña y aproveche para acostarla en la cuna rosada, verifique que todo estaba en su orden y salimos dejando la puerta abierta, fuimos a la otra habitación y encontramos a los recién padres comiéndose la boca sin pudor, cerramos la puerta y reímos bajito.

—Esta bonita la casa—dije saliendo y viendo de nuevo la casa, estaba decorada de tonos grises y azules.

—Me gusta que nuestras vidas esté tomando por buen camino—dijo acunando mi rostro entre sus manos—Allie y Sebas con la pequeña Rose esta nueva casa para ellos, nosotros con nuestra boda, tu madre que ha dejado de lado ser una amargada amante del trabajo... mi madre que ha cambiado sorprendentemente, los chicos... todo.

—A mi también, amor, quizá no lo estuve pensado en los meses que estuvimos separados pero tienes toda la razón, han cambiando tantas cosas y es como una puerta abierta tras otra.

— ¿Quieren quedarse un rato? —Allie nos interrumpió

—Claro tenemos tiempo que no pasamos el rato juntos—respondí.

Sebas preparó algunos snacks y nos sentamos en los sofás que eran excesivamente suaves y cómodos mientras que nos comentaba como había planeado toda la casa, no solo tenía el trabajo en la empresa sino que también estaba trabajando en un pequeño restaurante como mesero por eso siempre llegaba tarde a casa, mientras que se hacia la hora entre un trabajo y otro iba buscando casas cerca de la misma zona que Nani para que no estuviese lejos de la niña ni de su hija, siguió buscando hasta que dio con esta, la compró esa misma tarde mientras que Allie no dejaba de quejarse del poco tiempo que estaba pasando Sebas en casa, poco a poco fue comprando las cosas con la ayuda de Nani y se mantuvo el secreto hasta hoy. Todo había sido calculado y estaba orgullosa de Sebas por haber trabajado duro por la familia que estaba comenzando a formar con mi Allie.

Nos quedamos hasta el atardecer teníamos tanto por contar que las horas se nos habían pasado en un pispas y amaba este momento donde la pasaba con mis amigos. 

VOLVERIA A TI.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora