Harriet despertó desde muy temprano, pero aunque sabía que ya era de día se rehusaba a abrir los ojos. La noche anterior había sido tan bella que seguramente fue solo un sueño. Al no poderse resistir más a despertar se levantó y para su sorpresa el pesado abrigo de Roberta Hagrid que la cubría cayó, confirmando que había sido real su visita.
La cabaña estaba iluminada por la luz del Sol, la tormenta había pasado y Roberta seguía dormida a pierna suelta en el sofá mientras una lechuza golpeaba la ventana con su pata y llevaba un periódico en el pico.
Harriet estaba inmensamente feliz, se paró de un salto y abrió la ventana para dejar entrar la lechuza, la cual voló sobre Hagrid y le dejó caer el periódico encima, aunque eso no la despertó. La lechuza se posó sobre el abrigo de Hagrid y empezó a picotearlo, Harriet trató de apartarla pero la lechuza cerró el pico amenazadoramente y continuó su ataque.
- ¡Hagrid! Aquí hay una lechuza que...
- Págale por favor - contestó medio dormida.
- ¿Qué?
- Quiere que le pagues por traer el periódico... busca en mis bolsillos.
Su abrigo parecía estar enteramente hecho de bolsillos, los cuales tenían diversos contenidos extraños: manojos de llaves, petardos, bombones de menta, saquitos de té... hasta que finalmente encontró un puñado de monedas extrañas.
- Dale 5 knuts.- dijo Hagrid soñolienta.
- ¿Cuáles...?
- Las pequeñas de bronce.
La lechuza estiró la pata para que Harriet introdujera las monedas en su pequeño saco de cuero, acto seguido se fue volando. Hagrid aprovechó el haber sido despertada para levantarse de una vez, sentándose y desperezándose.
- Mejor será que nos apuremos, tenemos mucho qué hacer. Debemos ir a Londres para comprar todo lo necesario.
- Pero... Hagrid, yo no tengo dinero y mi tío Peter no pagará para que estudie magia.
- No te preocupes, tus padres no iban a dejarte en la calle. Primero iremos a Gringotts, el banco de los magos. Desayunemos un poco de tu pastel de cumpleaños.
- ¿Los magos tienen bancos?
- Solo uno, Gringotts. Lo dirigen los gnomos.
A Harriet se le cayó el bocado de la boca.
- ¿Gnomos?
- Claro, solo un loco intentaría robarle a un gnomo. Nunca te metas con un gnomo. Gringotts es el lugar más seguro del mundo, excepto quizás por Hogwarts. De todos modos debía ir a Gringotts por un encargo de Dumbledore, asuntos de Hogwarts.- erguida de orgullo.- Sabe que siempre puede confiar en mí para los encargos importantes. Démonos prisa. Vamos.
Ambas salieron de la cabaña. Harriet buscaba un segundo bote aparte del de tío Peter, pero no había.
- ¿Cómo llegaste aquí?
- Volando... pero ya que te encontré no estoy autorizada a hacer magia.- subieron al bote mientras Harriet se la imaginaba volando.- Pero, sería una lástima tener que remar, si hago un poco más de magia... ¿te importaría no mencionarlo a nadie?
- Claro que no.- respondió Harriet ansiosa de ver más magia.
Hagrid dió un par de golpecitos con el paraguas rosado al borde del bote y salieron veloces hacia la orilla.
- ¿Por qué tendría que estar uno loco para intentar robar en Gringotts?
- Hechizos, encantamientos, dragones custodiando las bóvedas de máxima seguridad. Además, las bóvedas están a cientos de kilómetros por debajo del suelo y los caminos son laberínticos, solo ellos los conocen, te morirías de hambre tratando de escapar incluso si lograras robar algo.
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Harriet Evans
FantasyUniverso alterno en el que todos los sexos están cruzados, la cuestión es que tan diferente sería la historia original cambiando los sexos, obviamente muchas cosas cambiarían pero, ¿el final sería distinto? Nota importante: La tradición inglesa solo...