El perro y la rata

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Persiguieron al perro bajo la capa hasta llegar a la cabaña de Hagrid. Una vez allí, pudieron ver que el perro estaba ladrando como loco hacia la puerta. En ese momento salió Dumbledore, muy sorprendida y algo nerviosa. Venía seguida de la ministra, Hagrid, la bruja de la comisión y el verdugo.

-¿Qué crees que estás haciendo? -le preguntó Dumbledore al perro.

El perro había dejado de ladrar, pero apuntaba con el hocico hacia dentro de la cabaña, como intentando decir algo.

-¿En serio?, ¿está allí? -preguntó Dumbledore al perro con cierto desconcierto, pero no tanto como aquellos que la veían hablar con un perro, especialmente al ver que el perro le contestaba con un gesto afirmativo de la cabeza.- ¿Casualmente encontraste a la rata, Hagrid? -preguntó Dumbledore, esta vez dirigiéndose a Hagrid y volteando hacia ella.

-Sí, de hecho, sí, justo unos instantes antes de que llegarán ustedes -respondió Hagrid, sin disimular el asombro de que Dumbledore lo supiera-. Pero como venía con la ministra supuse que era un mal momento para decírselo, así que solo la guardé en una jarra alta.

-Todo lo contrario, Hagrid, justamente porque está aquí la ministra es el mejor momento -respondió Dumbledore con un brillo especial en su cara-. Si fueras tan amable de traerla, procura evitar que se te escape.

Hagrid entró a la cabaña y la ministra exclamó:

-¿Te parece éste un buen momento, Alba, para que me enseñes una rata?

-Créeme, Cornelia, eres quizá la segunda persona más interesada en verla.

Hagrid salió de la cabaña sosteniendo a Sahara fuertemente entre sus manos, puesto que la ratita hacía todo lo que podía por intentar escapar. Dumbledore se acercó a Hagrid, sacó su varita y la empuñó hacia sus manos que aprisionaban a la rata.

-Sahara... ¡NO!

Gritó de pronto Rose, lo cual distrajo a todos, ya que, según su perspectiva, el grito había venido de la nada. Dumbledore se apresuró a intentar volver a su hechizo. Demasiado tarde... La rata mordió a Hagrid, quien la soltó con un grito, cayó al suelo y huyó a toda prisa.

-¡Rose! -gimió Helmer cuando ésta intentó salirse de la capa para perseguir a la rata, pero Helmer y Harriet la detuvieron.

Oyeron un golpe seco. El perro se abalanzó sobre la rata y la atajó de la cola, la levantó sosteniéndola con el hocico mientras forcejeaba por escapar. La llevó de vuelta hacia Dumbledore, quien ya no perdió más el tiempo y lanzó su hechizo.

-¿Qué...? -exclamaron varios a la vez.

Un destello de luz azul y blanca había salido de la varita. Durante un momento Sahara se quedó petrificada en el aire, torcida, en posición extraña. Rose gritó de nuevo. La rata golpeó el suelo al caer. Hubo otro destello cegador y entonces... Fue como ver la película acelerada del crecimiento de un árbol. Una cabeza brotó del suelo. Surgieron las piernas y los brazos. Al cabo de un instante, en el lugar de Sahara se hallaba una mujer, encogida y retorciéndose las manos. Era una mujer muy bajita, apenas un poco más alta que Harriet y Helmer. Tenía el pelo ralo y descolorido. Su piel parecía roñosa, casi como la de Sahara, y le quedaba algo de su anterior condición roedora en lo puntiagudo de la nariz y en los ojos pequeños y húmedos. Los miró a todos, respirando rápida y superficialmente. Harriet vio que calculaba sus posibilidades de huir.

-¿Piper Pettigrew? -exclamó Hagrid.

-¿No estaba muerta? -preguntó la anciana de la Comisión.

-¡Lo está!, Bueno, lo estaba, o más bien, no sé qué decir, yo vi su cadáver, bueno, en realidad no lo vi, pero vi su dedo. ¡Crabbe confesó! Bueno, en realidad nunca confesó tal cual que la había matado, solo se reía, pero no opuso resistencia al arresto, ¿por qué se dejaría arrestar si no la había matado? No se habrá dado cuenta de que escapó, pero, ¿cómo no darse cuenta?... ¡Y Piper Pettigrew no está registrada como animaga!, ¿cómo saberlo? ¡Ay, Dios mío! La prensa... Ryan Skeeter me comerá viva -la ministra estaba absolutamente contrariada-. Hablemos de esto dentro de la cabaña, no quiero que nadie la vea hasta saber qué pasa.

Harriet EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora