Gryffindor contra Ravenclaw

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Parecía el fin de la amistad entre Rose y Helmer. Estaban tan enfadados que Harriet no veía ninguna posibilidad de reconciliarlos. A Rose le enfurecía que Helmer no se hubiera tomado en ningún momento en serio los esfuerzos de Cookie por comerse a Sahara, que no se hubiera preocupado por vigilarla, y que todavía insistiera en la inocencia de Cookie y en que Rose tenía que buscar a Sahara debajo de las camas. Helmer, en tanto, sostenía con encono que Rose no tenía ninguna prueba de que Cookie se hubiera comido a Sahara, que los pelos canela podían encontrarse allí por casualidad, que podía haberlos llevado en la ropa por todas las veces que le saltó encima y haberlos dejado en la cama al dormir, y que Rose le había cogido ojeriza a su gata desde el momento en que ésta se le había echado a la cabeza en la tienda de animales mágicos. En cuanto a Harriet, estaba convencida de que Cookie se había comido a Sahara, y cuando intentó que Helmer comprendiera que todos los indicios parecían demostrarlo, el muchacho se enfadó con Harriet también.

-¡Ya sabía que te pondrías de parte de Rose! -chilló Helmer-. Primero la Saeta de Fuego, ahora Sahara, todo es culpa mía, ¿verdad? Lo único que te pido, Harriet, es que me dejes en paz. Tengo mucho que hacer.

Rose estaba muy afectada por la pérdida de su rata.

-Vamos, Rose. Siempre te quejabas de lo aburrida que era Sahara -dijo Freya, con intención de animarla-. Y, además, llevaba mucho tiempo descolorida. Se estaba consumiendo. Sin duda ha sido mejor para ella morir rápidamente. Un bocado... y no se dio ni cuenta.

-¡Freya! -exclamó Gavriel, indignado.

-Lo único que hacía era comer y dormir; Rose. Tú también lo decías -intervino Grace.

-¡En una ocasión mordió a Goyle! -dijo Rose con tristeza-. ¿Te acuerdas, Harriet?

-Sí, es verdad -respondió Harriet.

-Fue su momento grandioso -comentó Freya, incapaz de contener una sonrisa-. La cicatriz que tiene Goyle en el dedo quedará como un último tributo a su memoria. Venga, Rose. Vete a Hogsmeade y cómprate otra rata. ¿Para qué lamentarse tanto?

En un desesperado intento de animar a Rose, Harriet la persuadió de que acudiera al último entrenamiento del equipo de Gryffindor antes del partido contra Ravenclaw, y podría dar una vuelta en la Saeta de Fuego cuando hubieran terminado. Esto alegró a Rose durante un rato («¡Estupendo! ¿podré marcar goles montada en ella?»). Así que se encaminaron juntas hacia el campo de quidditch. El señor Hooch, que seguía supervisando los entrenamientos de Gryffindor para cuidar de Harriet, estaba tan impresionado por la Saeta de Fuego como todos los demás. La tomó en sus manos antes del comienzo y les dio su opinión profesional.

-¡Mirad que equilibrio! Si la serie Nimbus tiene un defecto, es esa tendencia a escorar hacia la cola. Cuando tienen ya unos años, desarrollan una resistencia al avance. También han actualizado el palo, que es algo más delgado que el de las Barredoras. Me recuerda el de la vieja Flecha Plateada. Es una pena que dejaran de fabricarlas. Yo aprendí a volar en una y también era una escoba excelente...

Siguió hablando de esta manera durante un rato, hasta que Wood dijo:

-Señor Hooch, ¿le puede devolver a Harriet la Saeta de Fuego? Tenemos que entrenar.

-Sí, claro. Toma, Evans -dijo el señor Hooch-. Me sentaré aquí con Prewett...

Él y Rose abandonaron el campo y se sentaron en las gradas, y el equipo de Gryffindor rodeó a Wood para recibir las últimas instrucciones para el partido del día siguiente.

-Harriet, acabo de enterarme de quién será el buscador de Ravenclaw. Es Zhao Chang. Es un alumno de cuarto y es bastante bueno. Yo esperaba que no se encontrara en forma, porque ha tenido algunas lesiones. -Wood frunció el entrecejo para expresar su disgusto ante la total recuperación de Zhao Chang, y luego dijo-: Por otra parte, monta una Cometa 260, que al lado de la Saeta de Fuego parece un juguete. -Echó a la escoba una mirada de ferviente admiración y dijo-: ¡Vamos!

Harriet EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora