¿Harriet pensaba que se había librado del problema? Estaba equivocada. La señora Filch despertó a Harriet y la hizo bajar a la Sala Común, donde ya estaba el profesor Ross y llevaba a Nell.
—¡Harriet! —estalló Nell en cuanto la vio—. Estaba tratando de encontrarte para prevenirte, oí que Rosier decía que iba a atraparte, dijo que tenías un drag...
Harriet negó violentamente con la cabeza, para que Nell no hablara más, pero el profesor Ross la observó. La miró como si echara fuego igual que Norberto y se irguió, amenazador, sobre las dos.
—La señorita Rosier dice que estabais en la torre de Astronomía llevando un dragón. Es la una y media de la madrugada. ¿Es cierto? Quiero una explicación.
— Es evidente, profesor, que yo estaba en mi habitación durmiendo. — entonó Harriet apelando al poder de las medias verdades.
—Creo que tengo una idea de lo que sucedió. —dijo el profesor Ross— No hace falta ser un genio para descubrirlo. Te inventaste una historia sobre un dragón para que Darcy Rosier saliera de la cama y se metiera en líos. Te he atrapado. Supongo que te habrá parecido divertido que Longbottom oyera la historia y también la creyera, ¿no?
Harriet captó la mirada de Nell y trató de decirle, sin palabras, que aquello no era verdad, porque Nell parecía asombrada y herida. Pobre metepatas Nell, Harriet sabía lo que debía de haberle costado buscarla en la oscuridad, para prevenirla.
— Le aseguro profesor que no es así, Rosier debe haberlo inventado para inculparme y meterme en problemas. — aventuró Harriet —Yo no he salido en toda la noche, la celadora me habría atrapado, sabemos que no se le escapa una.
—Sé que no saliste, eso te da la coartada perfecta; pero no tiene sentido que Rosier salga por la noche a meterse en problemas solo para inculparte. —dijo el profesor Ross— Creía que Gryffindor significaba más para ti. Los tres sufriréis castigos... Sí, tú también, Longbottom, nada te da derecho a dar vueltas por el colegio durante la noche, en especial en estos días: es muy peligroso y se os descontarán cincuenta puntos de Gryffindor.
—¿Cincuenta? —resopló Harriet. Iban a perder el primer puesto, lo que había ganado en el último partido de quidditch.
—Cincuenta puntos cada una. —dijo el profesor Ross, resoplando a través de su nariz puntiaguda.
—Profesor... por favor...
—Usted, usted no...
—No me digas lo que puedo o no puedo hacer; Harriet Evans. Ahora, volved a la cama, ambas. Nunca me he sentido tan avergonzado de alumnos de Gryffindor.
Cien puntos perdidos. Eso situaba a Gryffindor en el tercer lugar. En una noche, habían acabado con cualquier posibilidad de que Gryffindor ganara la copa de la casa. Harriet sentía como si le retorcieran el estómago. ¿Cómo podrían arreglarlo? Harriet no durmió aquella noche. Podía oír el llanto de Nell, que duró horas. No se le ocurría nada que decir para consolarla. Sabía que Nell, como ella misma, tenía miedo de que amaneciera. ¿Qué sucedería cuando el resto de los de Gryffindor descubrieran lo que ellas habían hecho?
Al principio, los Gryffindors que pasaban por el gigantesco reloj de arena, que informa la puntuación de la casa, pensaron que había un error. ¿Cómo iban a tener; ¿súbitamente, cien puntos menos que el día anterior? Y luego, se propagó la historia. Harriet Evans; la famosa Harriet Evans, la heroína de dos partidos de quidditch, les había hecho perder todos esos puntos, ella y otra estúpida de primer año.
De ser una de las personas más populares y admiradas del colegio, Harriet súbitamente era la más detestada. Hasta los de Ravenclaw y Hufflepuff le giraban la cara, porque todos habían deseado ver a Slytherin perdiendo la copa. Sin embargo, los veinte puntos que perdió Rosier no eran suficientes para bajarles de puesto, antes el segundo, ahora primero. Por dondequiera que Harriet pasara, la señalaban con el dedo y no se molestaban en bajar la voz para insultarla. Los de Slytherin, por su parte, le aplaudían y le vitoreaban, diciendo: «¡Gracias, Evans; te debemos una!». Sólo Rose la apoyaba.
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Harriet Evans
FantasyUniverso alterno en el que todos los sexos están cruzados, la cuestión es que tan diferente sería la historia original cambiando los sexos, obviamente muchas cosas cambiarían pero, ¿el final sería distinto? Nota importante: La tradición inglesa solo...