El inesperado retorno

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-¿Sabes lo que significa haber entregado a Pettigrew? -le dijo Serena a Harriet, bruscamente.

La voz de Serena se quebró. Se dio la vuelta.

-Que tú quedarás libre -respondió Harriet.

-Sí... -dijo Serena-. No sé si te lo ha dicho alguien, pero yo soy tu madrina.

-Sí, ya lo sabía -respondió Harriet.

-Bueno, tus padres me nombraron tutora tuya -dijo Serena, solemnemente-, por si les sucedía algo a ellos... -Harriet esperó. ¿Quería decir Serena lo que ella se imaginaba?- Por supuesto -prosiguió Crabbe-, comprendo que prefieras seguir con tus tíos. Pero... medítalo. Cuando mi nombre quede limpio... si quisieras cambiar de casa...

A Harriet se le encogió el estómago.

-¿Qué? ¿Vivir contigo? ¿Abandonar a los Evans?

-Claro, ya me imaginaba que no querrías -dijo inmediatamente Serena-. Lo comprendo. Sólo pensaba que...

-Pero, ¿qué dices? -exclamó Harriet; con voz tan chirriante como la de Serena-. ¡Por supuesto que quiero abandonar a los Evans! ¿Tienes casa? ¿Cuándo me puedo mudar?

Serena se volvió hacia ella.

-¿Quieres? ¿Lo dices en serio?

-¡Sí, muy en serio!

En el rostro demacrado de Serena se dibujó la primera sonrisa auténtica que Harriet había visto en ella. La diferencia era asombrosa, como si una persona diez años más joven se perfilase bajo la máscara de la consumida. Durante un momento se pudo reconocer en ella a la mujer que sonreía en la boda de los padres de Harriet. A Harriet le zumbaba la cabeza. Iba a dejar a los Evans, iría a vivir con Serena Crabbe, la mejor amiga de sus padres... Estaba aturdida. ¡Cuando dijera a los Evans que se iba a vivir con la presidiaria que habían visto en la tele...!

-Por más que sienta que ambas merecen esto y quiera apoyarlas, lamentándolo mucho, debo oponerme. -repuso Dumbledore.

Todos quedaron asombrados y confundidos.

-Pero, ¿por qué? Yo no soy feliz con los Evans, ellos me maltratan. -replicó Harriet.

-¿Ellos qué? -exclamó Serena, histérica. - ¿y usted lo permite Dumbledore?

-Soy consciente de que no le tratan de manera amable y también sé que Harriet merece vivir con alguien mejor, alguien como tú. Pero créanme cuando les digo, que no hay lugar más seguro para ella que con sus tíos.

Ante la expresiva cara de desconcierto de todos, Dumbledore tuvo que explicarse.

-La razón por la que sobreviviste aquella noche, Harriet, fue porque tus padres dieron la vida por ti, murieron por protegerte, y eso te cubrió de la magia más poderosa que existe, el amor. ¿Recuerdas cuando Angustia no podía tocarte sin quemarse? Eso es por la protección de tus padres, que sigue fuerte en ti. Con un poco de magia por mi parte pude extender esa protección hacia los parientes vivos de tus padres, pero el único que queda es tu tío Peter, quiere decir, que si Angustia vuelve al poder, no podrá acercarse a ti, mientras vivas en casa de tus tíos.

-¿Que mi supervivencia depende de vivir con los Evans?

-¿Que te enfrentaste con Angustia cara a cara?

-En mi primer año -respondió Harriet sin darle mucha importancia.

Serena se quedó boquiabierta, después dijo con una mezcla entre preocupación y admiración:

-Harriet... mira que nosotras a tu edad nos metíamos en muchos problemas y corríamos muchos riesgos, pero es que lo tuyo... ya es otra cosa.

-Entonces, ¿deberé vivir con los Evans para siempre?

Harriet EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora