Halloween

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Por la mañana siguiente, Darcy no podía creer lo que veían sus ojos; Harriet y Rose seguían allí, y parecían contentas.

– No se esperaba que faltáramos a su reto, estaba segura de que iríamos. – dijo Rose.

– Puedes apostar que ella tampoco asistió – contestó Harriet.

Una semana más tarde, mientras las lechuzas entregaban el habitual correo matutino, una entrega en particular llamó la atención de todos por su peculiar paquete, además del hecho de que era tan largo y pesado que lo llevaban 6 lechuzas. A Harriet esto le llamaba la atención tanto como a cualquiera, pero aún más le impactó que aterrizaron frente a ella. Apenas comenzaba a salir de su asombro mientras las lechuzas se alejaban, cuando una séptima lechuza le dejó caer un sobre sobre el paquete.

Afortunadamente leyó primero la nota, pues era referente al paquete:

"NO ABRAS EL PAQUETE EN LA MESA. Contiene tu nueva Nimbus 2 000, pero no quiero que nadie sepa que te han comprado una escoba o querrán saber la razón. Olivia Wood te esperará esta noche en el campo de Quidditch para tu primera sesión de entrenamiento a las 7. 

Profesor Ross"

Harriet tuvo dificultades para ocultar su alegría, mientras le alcanzaba la nota a Rose.

—¡Una Nimbus 2.000! —gimió Rose con envidia—. Yo nunca he tocado ninguna.

Salieron rápidamente del comedor para abrir el paquete en privado, antes de la primera clase, pero a mitad de camino se encontraron con Crabbe y Goyle, que les cerraban el camino. Rosier le quitó el paquete a Harriet y lo examinó.

—Es una escoba —dijo, devolviéndoselo bruscamente, con una mezcla de celos y rencor en su cara—. Esta vez lo has hecho, Evans. Los de primer año no tienen permiso para tener una.

Rose no pudo resistirse.

—No es ninguna escoba vieja —dijo—. Es una Nimbus 2.000. ¿Cuál dijiste que tenías en casa, Rosier, una Comet 260? —Rose rió con aire burlón—. Las Comet parecen veloces, pero no tienen nada que hacer con las Nimbus.

—¿Qué sabes tú, Prewett, si no puedes comprar ni la mitad del palo? — replicó Rosier—. Supongo que tú y tus hermanos tenéis que ir reuniendo la escoba ramita a ramita.

Antes de que Rose pudiera contestarle, la profesora Flitwick apareció detrás de Rosier.

—No os estaréis peleando, ¿verdad, chicas? —preguntó con voz chillona.

—A Evans le han enviado una escoba, profesora —dijo rápidamente Rosier.

—Sí, sí, está muy bien —dijo la profesora Flitwick, mirando radiante a Harriet—. El profesor Ross me habló de las circunstancias especiales, Evans. ¿Y qué modelo es?

—Una Nimbus 2.000, señorita —dijo Harriet, tratando de no reír ante la cara de horror de Rosier—. Y realmente es gracias a Rosier que la tengo.

Harriet y Rose subieron por la escalera, conteniendo la risa ante la evidente furia y confusión de Rosier.

—Bueno, es verdad —continuó Harriet cuando llegaron al final de la escalera de mármol—. Si ella no hubiera robado la Recordadora de Nell, yo no estaría en el equipo...

—¿Así que crees que es un premio por quebrantar las reglas? —Se oyó una voz irritada a sus espaldas. Helmer subía la escalera, mirando con aire de desaprobación el paquete de Harriet.

—Pensaba que no nos hablabas —dijo Harriet.

—Sí, continúa así —dijo Rose—. Es mucho mejor para nosotras.

Harriet EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora