A la mañana siguiente, fueron a buscar a Howell a su despacho muy temprano, antes incluso del desayuno, pues querían manejarlo disimuladamente. Howell no se molestó en absoluto, de hecho, parecía feliz de verlos. Cuando les invitó a pasar a su despacho, ellos le hicieron la propuesta que habían estado contemplando.
—Bueno, ¿qué dice? ¿Nos enseñará?
—No lo sé, serían sólo ustedes tres, ¿no?
—Verá... —comenzó Helmer con nerviosismo—, creo que debería enseñar a todo aquel que quiera aprender. Mire, estamos hablando de defendernos de... Angustia. No sería justo que no ofreciéramos a otros la posibilidad de aprender.
Howell lo pensó un momento, y entonces respondió:
—Sí, pero es demasiado riesgoso con Cracknell por aquí, además, aparte de vosotros tres, tal vez nadie más esté interesado en que le dé clase. De hecho, es casi seguro que me echarán pronto. Recuerden que salió en los periódicos que soy una mujer lobo, ya llegaron cartas de padres aterrados por la seguridad de sus hijos. Entre nosotros, pretendí renunciar al instante, pero Dumbledore me pidió que me quedara para no cederle el control total de la materia a Cracknell.
—Creo que le sorprendería la cantidad de gente a la que le apetecería escuchar lo que usted tenga que decir —afirmó Helmer, muy serio—. De momento, los que sabemos de la Orden; seguro que a Freya, Grace y Gavriel les encantaría participar.
—Miren, realmente quiero decirles que sí, pero necesitamos hablar primero con Dumbledore; además, está el problema del lugar, no puedo reunir a un grupo de alumnos, en especial de los que sólo uno sigue siendo alumno mío, de forma regular en mi despacho o en mi aula sin llamar la atención de Cracknell. Imagínense que se entera; el mayor temor de Fudge es que cree que Dumbledore usa el colegio para crear un ejército personal para derrocarla del Ministerio, aunque no sea esa nuestra intención, eso sería lo que parecería. No sé, tengo mis dudas. Por un lado, tienen razón, es imperioso que sepan defenderse, Angustia no se va a frenar porque sean menores; pero por otro, dado el contexto, podríamos meternos en problemas, y a Dumbledore con nosotros.
—Lo entendemos, pero preservar la vida de unos jóvenes inocentes es prioritario ante la posible desacreditación pública, ¿no? —razonó Helmer— Además, no es que el Ministerio esté respetando la imagen de Dumbledore ni de Harriet. También, revelar en El Profeta que es usted una mujer lobo, fue un golpe muy bajo, ¿arriesgaremos nuestras vidas por no preocupar a quienes juegan tan sucio?
—Sólo, déjenme hablarlo con Dumbledore primero, ¿sí? —pidió Howell, en un tono de voz preocupada.
Tardaron dos semanas en recibir una respuesta. Harriet (quien no estaba segura de que las palabras que tenía grabadas en el dorso de la mano llegaran a desaparecer del todo) ya había terminado los castigos con el profesor Cracknell; Rose había asistido a cuatro entrenamientos de quidditch más, y en los dos últimos no le habían gritado; y los tres amigos habían conseguido hacer desaparecer sus ratones en la clase de Transformaciones (es más, Helmer había progresado y había hecho desaparecer gatitos). Durante una desapacible y tempestuosa tarde de finales de septiembre, cuando estaban sentados en la biblioteca buscando ingredientes de pociones para un trabajo que les había encargado Prince, Howell pasó a un lado de ellos, dejando un libro en su mesa. Al abrir el libro, dentro había una nota que decía:
"Los veo en la cabaña de Serena en su próxima excursión a Hogsmeade".
—¿Por qué tenemos que hacerlo fuera del colegio? —preguntó Rose.
—Porque no creo que Cracknell se pusiera muy contento si descubriera lo que estamos tramando. —contestó Helmer, y volvió al diagrama de la col masticadora china que estaba copiando.
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Harriet Evans
FantasíaUniverso alterno en el que todos los sexos están cruzados, la cuestión es que tan diferente sería la historia original cambiando los sexos, obviamente muchas cosas cambiarían pero, ¿el final sería distinto? Nota importante: La tradición inglesa solo...