Azoté la puerta de mi apartamento por accidente. Estaba helada. Caminé en piloto automático hacia la cocina. Busqué en los gabinetes sobre mi cabeza, hasta que hallé la botella del vodka. La tomé junto con un vaso de vidrio, solo serví un trago, lo necesario para devolverme a la vida.—Nina... —Ethan abrió la puerta, entrando a la cocina, todavía intentaba abotonarse el pantalón— ¿Quieres hablar de lo que pasó?
Me volví a él, cruzándome de brazos. Él se detuvo detrás de la barra de desayunador, suspirando con pesadez. Llevamos meses de amistad, los suficientes para conocer bastante el uno del otro. Conozco al tipo de Ethan, casanovas que les encanta follar indiscriminadamente. Solo que no me imaginé cuánto.
—¿Cómo la conociste? —inquirí molesta.
No puedo dejar de imaginarme a la mujer que estaba arrodillada frente a él, haciéndole una magistral mamada. Desnuda. Mostrando su cuerpo maduro. No era una chica de club, o de las que halla en un bar. Era una mujer, casada, o eso decía su anillo en su dedo anular.
Ethan suspiró aburrido, buscando asiento detrás del desayunador. Abrió una de las bolsas de comida que yo había traído. Se suponía que lo invitaría a comer con nosotras, cuando Madison llegase, pero el espectáculo que me recibió en su apartamento, me borró el apetito.
—¿Qué importa, Nina? Ya se fue.
—Conozco a esa mujer, Ethan —chillé por lo bajo—, es una de las amigas de madre. Conozco a su esposo, y sus hijos. ¡Y tú estabas teniendo sexo con ella!
El tonto me sonrió, divertido.
—Descuida, nena, tampoco fue gratis.
Destapó el envase de la comida china, y cogió un camarón entre sus dedos. Lo observé con desconcierto, sentí que se me fueron los colores del rostro por segunda vez.
—¿Cobras? —jadeé impresionada— ¿Por sexo?
¿Quién demonios lo diría? Jamás juzgues un libro, no importa su sexy portada. No me imaginé ese estilo de vida en Ethan. Él encogió un hombro, resignado. Busqué los palillos chinos dentro de la bolsa, dándole un par, para que dejase de usar sus dedos
—Es una larga historia, pero sí. Lo hago —admitió reticente, antes de mirarme un poco apenado—. No se lo digas a Madison aún. No quiero que me mire raro.
—Seguro...
No sé qué cara pondría Maddie. De seguro no una contenta. Después de todo, considera a Ethan como un luchador, alguien que se ha trazado su camino él solo, sin familia que lo apoye. No creo que le caiga bien la noticia del modo en cómo el sexy modelo se gana segundos ingresos.
Nos quedamos en silencio unos minutos, hasta que se me pasó el sobresalto. Él seguía esperando que despotricase como loca, o lo corriera de mi casa, no lo sé. Pero ni siquiera se me cruzó por la mente hacerlo. Una parte de mí lo entiende.
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NO JUEGUES CON EL PERVERSO ABOGADO
ChickLit[T E R M I N A D A] #2 Nina desea una sola cosa: tener control de su destino. Sus padres han gobernado cada instante de su vida, desde cómo vestir hasta con quién acostarse. En cuanto ve su oportunidad de ser libre, ella no lo piensa dos veces para...