0 8

11.7K 1K 169
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


[GREG]

Antes que el medicamento empezara a volverme un zombi distraído, tenía que hablar con Aiden y descubrir de una vez por todas quién era Nina. Entré a su oficina hecho un vendaval, incluso azoté su puerta llamando la atención de mi amigo. Este me miraba con el ceño fruncido detrás de su escritorio.

—¿Se te ofrece algo? —inquirió molesto.

—¡Sí! ¿Quién es Nina? ¿Por qué te conoce? ¿Por qué la enviaste a tu loft?

No soy del tipo celoso primitivo, no me gusta reclamar mujeres golpeándome el pecho. Pero al diablo la etiqueta. La rubia me aceleró el corazón en contra de mi voluntad. Cualquiera que logre tanto en tan poco, tiene mi maldita atención.

Aiden alzó sus leonadas cejas, mirándome con desconcierto. Usó la táctica de hombre de negocios recostándose en su sillón y entrelazando sus dedos a orillas de su escritorio. Odio cuando juega con mi jodido tiempo.

—Pero, ¿qué demonios ha repartido esa chica para que sea tan cotizada?

—¿De qué hablas?

Mi amigo señaló hacia la salida, con obviedad.

—Si lograste alcanzar ver a Pierce, sabrás que estuvo aquí conmigo, pidiéndome casi lo mismo que tú quieres. Saber quién es la rubia guapa.

Cabeceé con suavidad, tratando de no crear falsos escenarios en mi cabeza. No sé cómo juzgué a Nina sin dejarla hablar, no suelo ser tan impulsivo. Bueno, no el doble de impulsivo de lo que en realidad soy. Ya había logrado contenerme bastante bien, supongo que di un retroceso significativo abandonando el medicamento.

—¿Y quién es ella? —pregunté con más calma, tomando asiento frente a él.

—La mujer que pienso contratar para que dirija el nuevo departamento de diseño en la empresa. Te dije que estaba buscando solicitantes para el puesto, y ella fue la mejor de todos. No con gran experiencia, pero tiene ambición, aprecio eso. Creo que es perfecta para el trabajo.

Miré a Aiden con espanto, como si acabase de dispararle a un cachorrito. ¿Ella estaría aquí? Oh, joder.

—¿Greg? ¿Estás bien? Te pusiste pálido.

Tragué duro.

—Creo que debo confesarme antes que lo sepas por alguien más, pero... Nina entró a mi loft por accidente, yo intercambié nuestros rótulos, no sabía que enviarías a alguien. Y pues, las cosas subieron de tono muy rápido y es posible que yo... —canturreé vacilante, conteniendo el aliento cuando el rostro de Aiden se ensombreció con enojo— haya jodido las cosas...

—Corta la mierda, viejo, resume qué diablos ocurrió de malo —siseó furioso.

Me crucé de brazos, y lo medité unos instantes. ¿Acaso había una parte buena que me salvaba en todo el encuentro con Nina? porque de ser así, yo no lo había encontrado.

NO JUEGUES CON EL PERVERSO ABOGADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora