9 0

16.7K 891 253
                                    

***[GREG]***

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

***[GREG]***

Hablar.

Hablar es quizás mi talón de Aquiles por los momentos.

Después que dejé la cocina subí las escaleras al segundo piso, terminé en el balcón del frente de la casa, sentado en el borde de cemento, mis pies colgaban varios centímetros del suelo. El viento soplaba fuerte, las cortinas de las puertas francesas parecían capas volando dentro de la casa.

No pasó mucho tiempo cuando me fijé que Jason se acercaba por el pasillo. El hombre esbozo una comedida sonrisa, quedándose justo al límite que dividía el interior del exterior.

—Hey, hombre... Linda vista —jadeó sorprendido, cabeceando con suavidad, analizando el balcón antes de regresar sus ojos azules en mí—. ¿Quieres entrar y hablar?

Negué despacio, frunciendo el ceño.

—No. Vete. Quiero estar solo.

Jason suspiró hastiado, dejando caer sus hombros.

—Greg, en serio, no hagas que me arrepienta de prestarme voluntario para hablar contigo —se quejó indignado—. Ahora entra, carajo, no me obligues salir ahí.

Incluso gesticuló con su mano que me acercase, fue un gesto serio y algo amenazante de su parte con sus cejas unidas en un ceño fruncido. No hice un solo ademan por moverme, no estaba de ánimo para ser tratado como un niño.

Entonces Jason resopló, su expresión de fastidio mudó por impaciencia y ansiedad. Lo miré con recelo, fijándome que tampoco tenía intenciones de acercarse al balcón.

—Lo digo en serio, Greg, por favor no me obligues a salir —me pidió desesperanzado—. Ya sabes que no me llevo bien con las alturas desde el accidente, y me vas a provocar un infarto si no te bajas de ahí, así que, por favor, hombre...

Ese desespero en su semblante se sintió real, yo sé lo que se sentía temerle a algo ridículo que a otros no les provocaba ni cosquillas. Así que me bajé y entré a la casa, Jason suspiró aliviado a mi lado, siguiéndome de cerca mientras lo conducía al estudio en la habitación siguiente a la de Colin. Ignoré el escritorio para sentarme en el sofá de dos plazas, el hermano de mi mejor amigo ocupó el puesto vacío a mi lado, hombro a hombro, ambos viendo la mesita de café frente a nosotros.

—Julie no quería hacerte sentir mal, sabes. Ella no...

—Lo sé, no te disculpes por ella —lo interrumpí pacífico, soltando un pesado suspiro—. La cosa es que... no quiero hablarlo. No me gusta en lo que me convertí allí dentro. Me rompí y...

Las palabras dejaron de salir cuando sentí el nudo en mi garganta. Jason desenredó sus dedos entrelazados en su regazo para poner una mano en mi hombro.

—Calma, no lo menciones si no quieres. No vine a eso —dijo amable, me escrutó en silencio lo suficiente para entrecerrar sus ojos y darme esa mirada conocedora— Supongo que las pesadillas no te tratan bien.

NO JUEGUES CON EL PERVERSO ABOGADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora