Greg y yo no mejoramos después de la última vez que hablamos seriamente, quizá hace una semana. Todavía siento que hay algo que lo mantiene aparte.
Mi culpa o no, hace que me pese el corazón. Hace cuestionarme si hay alguna forma de reparar la brecha entre nosotros. Seguimos juntos, pero se siente extraño. Como si frías ventiscas me helasen las entrañas.
—Voy a optar por tu diseño, Nina —me habló Aiden—. Me gusta más qué lo que yo tenía en mente, supiste aprovechar el espacio del restaurante y también creo que deberíamos habilitar esa puerta que lleve directo al exterior del jardín, voy a tomar esa idea para hacer un bosquejo para Pierce…
Aparté la mirada de mis bocetos, alzando la barbilla para encontrar a Aiden de pie. Él no estaba prestándome atención, seguía de espaldas a mí, revisando las fotografías en la pantalla empotrada a la pared de la sala de reuniones.
Estábamos solos, la charla comenzó en su oficina, pero hace mucho que nos mudamos porque necesitábamos un espacio grande para explayar los planos del hotel, fotos, dibujos y demás materiales. La mesa para diez personas, sirvió de maravilla.
—De acuerdo —acepté, concentrada en anotar solo los puntos aprobados—. ¿Seguimos con la estructuración de la alberca?
Mantuvimos las ideas fluyendo por más de una hora, hasta que él dio por terminada la reunión.
Aiden me ayudó a recoger todo lo que habíamos regado sobre la mesa. Estaba a mi lado, enrollando planos cuando se quedó en pausa.
Alcé la mirada, notando que sus ojos seguían idos más allá del vidrio traslucido de la sala. Cuando seguí la trayectoria, Aiden ya se había adelantado, acercándose a la salida. No lo pensé mucho, caminé detrás de él por inercia.
Ambos nos quedamos a las afueras de la sala, mirando hacia la puerta de Greg con el mismo horror y rostro pálido. Estaba hablando casi a susurros discretos con una mujer de cabello azabache y cuerpo con figura de reloj.
Esta seguía de espaldas a nosotros, de pronto se despidió de Greg, dejándole un beso muy cerca de la boca.
Sentí el corazón cayendo en picada, directo al suelo.
Cuando la desconocida se alejó, al fin notamos su rostro de perfil. Una mujer bonita, con penetrantes ojos azules. Nos miró de reojo, y Aiden se tensó a mi lado.
—¿Danielle? —jadeó el rubio, confundido.
Parecía que estaba viendo a un fantasma. Pero la mujer era muy real. La ex de Greg se detuvo frente a nosotros, sonriéndole a mi jefe con una amabilidad demasiado fingida para ser cierta.
—Oh, hola, Aiden.
—Hola —respondió mi jefe, de mala gana.
Aparté la mirada de la mujer, para ver sobre su hombro a Greg. Él seguía de pie, fuera de su oficina, observando toda la escena con aire indiferente.
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NO JUEGUES CON EL PERVERSO ABOGADO
ChickLit[T E R M I N A D A] #2 Nina desea una sola cosa: tener control de su destino. Sus padres han gobernado cada instante de su vida, desde cómo vestir hasta con quién acostarse. En cuanto ve su oportunidad de ser libre, ella no lo piensa dos veces para...