—Así que... —me dijo Owen, parándose a mi par, cruzó sus brazos sobre su pecho con un gesto demasiado orgulloso para ignorarlo— ¿Qué te parece, Nina?
Le di una ojeada más a su sala de estar. Colores blancos en las paredes, el piso era de madera muy oscura, tenía un aire muy opulento por el estilo de los muebles, la chimenea de gas al extremo de la habitación, los techos altos y abovedados, y claro los cuadros funcionaban con todo el ambiente moderno.
—Me gusta lo que has hecho —admití complacida—. Mi consejo es que decidas cambiarlo cuando Bradley esté intentando dar sus primeros pasos, no ahora. No exageres, Owen, tu hijo solo tiene dos semanas con vida. El mayor caos que podría hacer a esa edad, es que arruine tu camisa con vómito.
Él entrecerró sus ojos, pensándolo. Al final solo asintió un escueto sí, encogió sus hombros y dejó la idea de remodelar toda su casa a prueba de bebés. Owen ya se imagina a un pequeño revoltoso rayando con crayones las paredes blancas del lugar. No lo culpo, pero por los momentos Bradley tiene otras prioridades como dormir y comer.
—Supongo que tienes razón, me estoy adelantando a sus travesuras... regresemos al jardín, tengo hambre.
Caminé al lado del jefe de Madison hacia la cocina, tomamos un par de gaseosas enlatadas y salimos por la puerta de madera blanca hacia su jardín. Nos recibió el sol del mediodía, pasto verde recién podado, y una pequeña brisa me hizo inhalar hondo el suave aroma que las copas de los árboles acarreaban cada vez que se mecían.
El sitio era perfecto para picnics, Owen incluso tenía una de esas mesas con las bancas de madera ya adheridas. Aiden estaba sentado en una de ellas, prestándole atención a su móvil, casi ignorando a propósito la extraña discusión que Owen y yo estábamos presenciando.
—Paso. Créeme. Paso —repetía Greg, sacudiendo su cabeza.
Mi esposo mantuvo sus brazos cruzados pegados a su pecho, lucía tenso. Sus medias sonrisas eran forzadas, podía notar en la forma que sacudía su cabeza que no quería hacer lo que sea que Andrea y Maddie le estuviesen pidiendo.
—Ay vamos... Greg —se quejó Madison, mirándolo como si estuviese loco— solo hazlo. No va a pasar nada.
—No. Sí puede. Se los juro, estoy bien. Estoy bien... no sé por qué están insistiendo tanto, de verdad, estoy bien así.
Mi mejor amiga compartió una recelosa mirada con Andrea, que cargaba a Bradley en brazos. Ambas hicieron ese sutil gesto cuando descubren a un mentiroso tratando de librarse a la fuerza. ¿Qué estaba pasando?
—Eh... —empezó Owen, luciendo confundido— ¿qué nos perdimos? Estoy seguro que los dejamos comiendo...
—Yo hago eso.
Aiden alzó una patata frita mientras seguía con la cara metida en el móvil. Hasta Madison rodó sus ojos por la forma que su novio no parecía querer estar aquí.
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NO JUEGUES CON EL PERVERSO ABOGADO
ChickLit[T E R M I N A D A] #2 Nina desea una sola cosa: tener control de su destino. Sus padres han gobernado cada instante de su vida, desde cómo vestir hasta con quién acostarse. En cuanto ve su oportunidad de ser libre, ella no lo piensa dos veces para...