Abrí mis ojos, todavía adormilada, lo primero que capté fue a él. Nos dormimos vestidos, uno frente al otro, entre tantos susurros y besos robados en la oscuridad. La luz de la mañana entrando por el ventanal sobre el cabecero de la cama iluminó toda la habitación, pero no pude despegar mi mirada de Greg.
Con mucho cuidado alcé mi mano. Pasé mis dedos por sus oscuros mechones castaños, tan suaves y maleables que me distraje por segundos. Pronto seguí mi recorrido por su rostro relajado, su tersa frente y oscuras cejas, sus gruesas pestañas negras.
Greg no se inmutó cuando bajé mi dedo, recorriendo el puente recto de su nariz. Noté el ligero lunar en su mejilla izquierda, mi pulgar lo acarició al tiempo que apoyaba mi palma sobre su fuerte quijada cuadrada. Es tan atractivo, de un modo que me corta el oxígeno cuando está serio y me derrite cuando se permite una mueca de sonrisa demasiado perversa para declararlo inocente.
—Mmm... —gimió dormido, sin abrir sus ojos— ¿qué haces, Nina?
Mordí mi sonrisa.
—Tocándote.
Para afirmarlo, seguí delineando su mandíbula hasta su barbilla partida. Bajo mis dedos su piel picaba con el rastro de su incipiente barba. Greg estiró sus labios en una sonrisa, inhaló hondo y abrió sus ojos. Ese oscuro chocolate en su mirada perezosa me envolvió el corazón en su calor.
—¿Quieres seguir hacia abajo?
Achicó sus ojos con esa maldad suya que me arrastra a su perversión. Me costó mucho recuperar el oxígeno de vuelta, tratando de mantener mi compostura.
—Pensé que estabas en celibato —le recordé sugerente, sin dejar de acariciar su quijada hacia su cuello.
Él tomó mi mano, y besó el interior de mi palma sin apartar su mirada de la mía.
—Cualquiera rompería los votos por ti, Nina.
Greg conocía la receta para atraparme rápido, quizá porque mis encuentros anteriores con hombres jamás requirieron cortejos, o halagos. No se tomaron el tiempo de hacerme sentir cómoda porque ellos no necesitaban ganarse mi confianza cuando ya tenían mi miedo.
Así que alzarme sobre Greg, nació de mi deseo por él. Fue puro. Él se recostó boca arriba cuando notó que mis manos se apoyaban a ambos lados de sus hombros. Greg alzó su mano, peinando mi cabello suelto para descubrir mi rostro. Sus dedos se aferraron a mi nuca y me instó a bajar a su boca.
Rocé mi nariz con la de él, antes de desviarme y acabar en su cuello. Dejé un beso en su piel, sacándole un gruñido excitado. Su emoción encendió la mía. Pero no tardé en reírme contra su piel si él creía que le daría sexo vespertino.
—Tenemos que trabajar, Greg —susurré en su oreja.
—Argh... —gruñó desganado, rodeándome la espalda con sus brazos— Diablos. Eres una provocadora.
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NO JUEGUES CON EL PERVERSO ABOGADO
ChickLit[T E R M I N A D A] #2 Nina desea una sola cosa: tener control de su destino. Sus padres han gobernado cada instante de su vida, desde cómo vestir hasta con quién acostarse. En cuanto ve su oportunidad de ser libre, ella no lo piensa dos veces para...