[GREG]
Amo a Nina. Amo a Nina, amo a Nina, amo a Nina... amo a Nina.
Necesito decirlo en mi cabeza un par de veces para calmar las ganas que tengo de ponerla de rodillas en la cama y darle unas buenas nalgadas antes de follarla en posición del misionero, como castigo, por ser una rubia conspiradora.
Madison ha dejado el país casi en secreto, gracias a mi bella y diabólica novia.
Fue la noticia que cayó como balde de agua helada sobre la cabeza de todos. Aunque nadie ha sufrido tanto su partida como Aiden. ¿Quién lo diría? Mi mejor amigo, el que deseaba mantener la distancia en sus relaciones, se desesperó cuando una chica le dio el espacio que él quería. Qué ironía.
Aiden solo prueba mi punto que, nadie aprecia el ahora hasta que desaparece en el futuro.
Apenas es el día cuatro y él se está volviendo loco de atar al imaginarse que Madison se marchó creyendo que no la quería. La aflicción de Aiden me está desesperando, al punto de querer esposarle la mano al lado del inodoro y dejarlo ahí, hasta que ella vuelva.
Sin embargo, debo ser solidario con mi mejor amigo ya que es Aiden quién siempre está para mí en las buenas y malas, sin amenazas por quitarle la paciencia.
Ahora más que nunca, los recuerdos de hace dos años de Aiden a mi lado vienen a mi mente, siendo mi compañero de copas en su loft, debido que Nina me evitaba como la peste y tampoco quería estar solo en mi casa, porque fue ella la que colocó su huella permanente en el lugar. Así que, ¿cómo demonios yo podría ser tan canalla para dejar a Aiden padeciendo la repentina huida de la chica que ama? Imposible, no está en mi ADN.
—Quizás esto sea lo correcto, Aiden —murmuré pensativo.
Llevé mi mano a mi cuello, quitando el botón de la camisa blanca antes de aflojar el nudo de la corbata de seda. Solté un pesado suspiro de puro alivio. Fue un día ajetreado en la oficina sin Aiden. Con su abrupta ausencia, solo intensificó mis tareas y responsabilidades en la toma de decisiones importantes para QUEST Enterprise.
Serví los dos tragos de whisky en las rocas. Necesitaba un poco de alcohol para bajarme el estrés. Pero al no obtener una respuesta de mi amigo, alcé la cabeza para cerciorarme que Aiden seguía en la sala de estar de su ático en Belgravia.
Desde mi posición, detrás de la barra, tenía un buen rango de visión del enorme espacio. Aiden seguía sentado en el sofá, con la misma camiseta blanca, sucia; en bóxer, con el cabello revuelto de tanto halarlo con frustración y un par de bolsas bajo sus ojos que pronto serían ojeras muy notorias. Casi una semana, y su imagen de hombre de negocios parecía como la de alguien en bancarrota.
—Aiden —lo llamé por segunda vez, empecinado.
Esté dejó de asesinar con la mirada la alfombra clara en el centro de su juego de sofás. Levantó la barbilla, frunciendo el ceño.
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NO JUEGUES CON EL PERVERSO ABOGADO
ChickLit[T E R M I N A D A] #2 Nina desea una sola cosa: tener control de su destino. Sus padres han gobernado cada instante de su vida, desde cómo vestir hasta con quién acostarse. En cuanto ve su oportunidad de ser libre, ella no lo piensa dos veces para...