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[GREG]

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[GREG]

"¿Puedes venir por mí, Greg? Me embriagué con Ethan."

El mensaje de Nina me sacó enseguida de mi oficina. Hace tres horas que la mayoría de los empleados había dejado la empresa. Así que no se notó extraño que corriese para llegar a mi auto. La conozco ebria, esa rubia no maneja bien el alcohol, tres cervezas y está fuera de combate.

Recibí su locación, era un bar cerca de su casa. No me costó hallarlo, media hora después ya estaba estacionado frente al lugar. Salí del auto y me encaminé hacia la entrada a zancadas, cuando halé la puerta, lo último que esperé fue un coro de personas gritando "¡Sorpresa!".

—Feliz cumpleaños, cariño —me sonrió Nina.

Era la más próxima a mí, se acercó lo suficiente para estamparme un beso en los labios, frente a todos nuestros conocidos. Incluso vi a Pierce por ahí, con muchos compañeros de la oficina. Escuché los silbidos y un par de gritos que alababan nuestro beso. Me separé de ella, apenas una milésima de distancia.

—¿Qué fue eso, Nina? —pregunté desconcertado, sin poder negar la sonrisa que empezaba a cruzar mi rostro.

Ella encogió un hombro, haciendo una mueca de disculpa que le quedó demasiado linda para molestarme.

—Quizás varios descubrieron que había algo entre nosotros por haberte hecho una fiesta sorpresa —me susurró quedito—. Lo siento, eso no lo pensé bien.

Miré sobre su hombro, Nina había hecho bien su labor al invitar a la mayoría del departamento de Legal. Eran los tipos que me conocían, además de uno que otro jefe de personal de la empresa, por lo general, cada cara que veía era familiar para mí.

Volví mi atención a ella y la forma en que contenía el aliento esperando mi respuesta. Sonreí, para que notase que estaba bien. No recuerdo la última vez que alguien me sorprendió así. Es lindo viniendo de ella.

—Nina, está bien. Supongo que esto te complace.

Su traviesa expresión me entumeció el pecho, esos ojos avellana tenían la más cálida de las miradas puesta en mí. La dejé darme otro beso, uno rápido que la hizo sonreír demasiado bonito como para reprocharle.

—En realidad, sí que me complace, Greg. Mucho.

Cuando Nina se acercó de nuevo, alguien puso una mano en mi hombro distanciándome antes que pudiese distraerme en los suaves labios de mi bella rubia. No fue tan placentero girar mi rostro para ver la cara de Rory Turner, uno de los abogados de QUEST Enterprise, sonriéndome como el guasón.

—Oye, vamos, no te acapares su atención, Nina —le dijo a mi novia, sonriente, antes de alzar el vaso de Guinness—, el hombre tiene que celebrar su cumpleaños con todos. Salud, viejo.

Acepté la cerveza, con una media sonrisa.

—Gracias, Rory. Salud.

Choqué cristales con él, y bebí un poco de la oscura malta. Mi jodida favorita cerveza, ¿y Rory lo había adivinado? No lo creo. Miré a Nina, especulando que esto seguía siendo obra suya. Cuando me frunció sus labios de lado, reprimiendo su sonrisa, lo supe. ¿Cuánto sabía ahora de mí?

NO JUEGUES CON EL PERVERSO ABOGADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora