La noche no se había estropeado, pero tampoco era un total éxito, al menos no para nosotros cuatro. Aiden estaba ebrio, alcanzó nuevos niveles de alcohol en la sangre que ni Madison o yo conocíamos antes, aunque Greg parecía estar acostumbrado a su parlanchín amigo que no tenía pelos en la lengua cuando el vino lo afectaba al cien.
—Te lo digo, Greg... —balbuceó Aiden, arrastrando las palabras— esa mujer que ves enfrente... ¿la ves? ¿si la estás viendo, no? Dime si la ves, no quiero que la confundas...
Escuché a Greg reír entre dientes.
—La veo. No te preocupes, imposible confundirle. Dime, amigo. ¿Qué le harás a esa mujer?
—Me la voy a follar.
Mi risa emergió como un bufido. Aiden hablaba tan seguro de sí mismo que no pude contenerme, en especial porque Madison iba frente a él. Era la única persona delante de nosotros, así que no, no había forma de confundir a la mujer que el rubio señalaba.
Marchamos en fila india, Madison de primero, encendiendo los interruptores de las luces para alumbrar el interior de la casa de los Quest. Luego Greg y Aiden, mi novio sirviendo de muletilla a su amigo para evitar sus tropiezos. Y por último yo iba como contingencia, ya que el rubio no estaba tan cooperativo como Greg aseguró. Así que mi trabajo es detenerlo y recordarle que la fiesta ha terminado para él.
—Bueno —canturreó mi amiga, atravesando el pasillo a paso moderado—, para hacer eso tienes que llegar a tu habitación, Aiden.
—Greg está... —dijo Aiden, antes de hipar y detener a Greg— diablos... Greg está ayudándome con eso. ¿No es así, amigo?
—Por supuesto. Ya casi llegamos a las escaleras. Vamos.
Greg puso su mano en la espalda de Aiden, empujándolo con suavidad para que dejase de obstruir el camino y entrase a la sala de estar. Le costó un poco, pero el grandulón rubio empezó a moverse de nuevo.
Madison ya había alumbrado parte de la estancia, entonces empezó a subir las escaleras, mientras nosotros íbamos unos pasos detrás de ella. Desde aquí, aun lograba escucharse la música de la fiesta, era un bajo sonido, pero igual, fue suficiente para que Aiden se detuviese por segunda vez.
—¿Escuchas eso? ¡Amor! —gritó como loco— ¡Esa es nuestra canción!
Mi amiga ya iba a medio camino cuando escuchó las locuras de su novio. Se giró de inmediato, frunciéndole el ceño.
—No, no lo es. Aiden, solo dices eso para volver a la fiesta.
Greg y yo contuvimos la risa, pero fue difícil. Lidiar con Aiden sin filtros, es demasiado divertido. El hombre tiene ocurrencias nuevas cada tres segundos.
—Pues sí. ¿No quieres bailar conmigo? ¿O es por Jason? Ignora a ese idiota, yo voy a protegerte de cualquiera, es más... iré a partirle la cara justo ahora.
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NO JUEGUES CON EL PERVERSO ABOGADO
ChickLit[T E R M I N A D A] #2 Nina desea una sola cosa: tener control de su destino. Sus padres han gobernado cada instante de su vida, desde cómo vestir hasta con quién acostarse. En cuanto ve su oportunidad de ser libre, ella no lo piensa dos veces para...