Cuatro días después y yo estaba empezando a tener ataques de pánico en el baño del hospital...
"Nina, no creo que pueda dejarte..." escuché sus susurros de nuevo en mi cabeza, el recuerdo de nuestra primera vez en Italia me tenía sentada en el suelo, sujetándome las piernas cerca del pecho, inhalando hondo y soltando el aire en largas bocanadas de aire, tratando de controlar mis arranques nerviosos. Me estaba doliendo el pecho, la corazonada se estaba volviendo un dolor real.
—¿Nina? —me llamó Madison. Golpeó la puerta con suavidad una vez más— Nina, ¿estás bien?
—Estoy bien —mentí, con la voz estrangulada—. Ya casi salgo...
La puerta se abrió de inmediato, Madison y Rhae bajaron la mirada, encontrándome en el suelo del baño.
—Oh mierda... Nina, no nos hagas esto, demonios; si tienes un jodido ataque por favor dile a alguien, no te encierres, joder —se quejó Rhae, soltando un jadeo indignado.
Negué con fervor. La negación era mi pan de día a día ahora.
—No es un ataque de pánico. Solo me senté un segundo.
Pero no me puse en pie, y mis ojos no dejaron de lucir vidriosos, aunque yo no estuviese llorando. Seguía recuperándome del parto, pero era increíble cómo mi propio dolor físico estaba en segundo plano, ignorado por las malditas sensaciones que me golpeaban el pecho al pensar que Greg seguía perdido. Solo me quedaba sin aire, asustada al saber que no podía encontrarlo.
Frente a mí, se arrodilló Rhae, puso una mano en mi rodilla, su expresión de enojo mudó por una mirada comprensiva. Madison estaba a su lado, su vientre no la dejaba arrodillarse, pero permaneció cerca, sus ojos violetas dándome el apoyo que necesitaba.
—Vamos a encontrarlo, Nina —me aseguró Rhae, sus ojos carbón me miraban decisivos—. Toda la noticia circula por Londres ahora, no hay periódico que no lo mencione ni canal de noticias que recuerde que él sigue extraviado, ya hay expediciones de personas buscándolo en los límites de la carretera. Vamos a hallar a Greg.
Cabeceé despacio, un poco entumecida del pánico.
—Lo sé, es solo que... necesito hallarlo ya, siento que está sufriendo.
Limpié mi mejilla con el dorso de mi mano al sentir la primera lágrima. Madison suspiró pesarosa, acercándose a mí.
—Nina, no digas eso, no te mortifiques pensando en cosas así. Tienes que pensar en Colin por igual. Tienes que estar aquí para él, no te puedes dejar vencer —siseó convencida.
Cabeceé con más entusiasmo, sorbiendo por la nariz, antes de quitarme las lágrimas. Al menos ninguna me había escuchado sollozar todavía, seguía sin permitirme llorar por su pérdida. No pensaba hacerlo, Greg no estaba muerto. Pero de vez en cuando, el pánico me vencía cuando sus palabras volvían de mis recuerdos, y un par de lágrimas se me escapaban sin previo aviso.
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NO JUEGUES CON EL PERVERSO ABOGADO
ChickLit[T E R M I N A D A] #2 Nina desea una sola cosa: tener control de su destino. Sus padres han gobernado cada instante de su vida, desde cómo vestir hasta con quién acostarse. En cuanto ve su oportunidad de ser libre, ella no lo piensa dos veces para...