8 4

5.6K 662 102
                                    

[GREG]

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

[GREG]

Estaba agotado.

Todo mi cuerpo padecía un dolor diferente. Mi hombro derecho estaba matándome, y ni hablar de mi mano izquierda. La cabeza me palpitaba como la mierda. Incluso respirar dolía. No me habían sacado a "pasear" desde hace horas. Tenía que admitir que estar de pie, incluso con vidrios en los pies era más reconfortante que esta jodida silla del infierno.

El hombre fantasma cumplió su promesa apenas se marchó, recibí un tazón con estofado de cordero recién hecho y un buen pedazo de pan caliente. Olía tan bien, que comí como un jodido mendigo hambriento.

Después de terminar, volvieron a atarme sin darme una paliza antes. Solo recordé sus palabras, tenía 24 horas libres de esta mierda. Así que me dejaron solo, con las luces apagadas. Me dormí casi enseguida, tanta comida me había dado sueño, me calentó el estómago y sinceramente me regresó un poco de humanidad al cuerpo.

Pero ahora, después de tanto tiempo sentado a oscuras, estaba perdiendo la cabeza. No necesitaba a un médico para asegurar que la fiebre me estaba debilitando. No sé qué herida de mi cuerpo estaba infectada, o si todas juntas se habían combinado para provocar que alucinase con sombras en la habitación. Cerré mis ojos, echando la cabeza hacia atrás, mi respiración era el único ruido en la habitación, yo estaba solo, tenía que recordarlo.

—No hay nadie aquí, no hay nadie aquí... —susurré bajito, esperando que mi maldita cabeza dejase de inventarse monstruos en la habitación. No tengo cinco años, pero joder, estoy tan aterrado como uno.

Cuando sentí una caricia en mi hombro derecho, solté un jadeó al tiempo que temblaba de miedo. "No temas, querido... tú siempre sabrás que hacer, Greg." Las palabras se colaron en mis oídos, tiernas y cálidas, me relajé, "Nadie puede derrotar un alma de guerrero..."

—¿Estoy loco?

Alguien pasó su mano por mi cabello, con calma y delicadeza. Mantuve la cabeza echada hacia atrás, con mis ojos cerrados. ¿Quién demonios estaba conmigo?

—Quizás sueñas... —me respondió la misma acaramelada voz femenina—. ¿Recuerdas lo que te dije, querido?

Negué con suavidad, tratando de no romper el contacto que ella mantenía en mi cabeza. Pasaba sus dedos entre mis mechones, calmando la ansiedad en mi cuerpo.

—Esto tenía que pasar... hay una lucha que no has peleado, donde tú y alguien más intenta imponer su voluntad. Será un conflicto muy pasional, lleno de manipulación por los intereses que hay en juego, así que sé precavido —me advirtió la voz, seria—. Ahora, despierta.

Abrí mis ojos abruptamente.

El tipo rubio estaba frente a mí, sosteniendo una cubeta vacía, mientras yo jadeaba por oxígeno, tratando de contener los nuevos tremores por el agua que este me había arrojado para despertarme. Seguía en la misma jodida habitación, el mal olor era más penetrante, el suelo nunca se sintió tan pegajosos como ahora, combinado con mi sangre y sudor.

NO JUEGUES CON EL PERVERSO ABOGADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora