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[GREG]

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[GREG]

Alcé la cabeza hacia el cielo azul, nubes blancas y fuertes rayos de sol. Asentí con suficiencia, es buen día para montar una boda improvisada. Regresé la mirada hacia mi bella rubia frente a mí, Ethan tenía un brazo sobre sus hombros, era un gesto algo posesivo, pero he aprendido a controlar cualquier sentimiento de celos hacia el modelo. Después de todo, Natalie seguía abrazada a mí. Ella sí me deja apretarle las mejillas y revolver su cabello, no como Madison. Esa pequeña morena es una agresiva.

Habían pasado unos minutos desde que Aiden llamó para dejar el hotel y esperar por él y Madison en el camino principal. Teníamos el tiempo medido para llegar hasta la casa de verano a las afueras de Florencia. Y por los momentos, esperábamos, mientras Nat intentaba comprender ¿por qué la urgencia de casarnos un día después de comprometernos? Fácil, ¿por qué no hacerlo?

—Yo creo que ustedes dos están locos —aceptó Natalie, paseando la mirada castaña de Nina hacia a mí.

Mi bella rubia mantuvo la resplandeciente sonrisa que ha sostenido desde que despertamos hace unas horas. Puedo sentir sus vibras de entusiasmo radiando de ella, solo hay emoción en esos ojos almendrados. Estoy perfecto con ello, la estoy haciendo feliz.

—Déjalos, Nat —la regañó Ethan, aburrido—. Está permitido cometer locuras cuando estás enamorado. Como esta, casarse tan pronto, ugh...

Me reí de su cara de tragedia. Ninguna de sus palabras iba a arruinar mi buen humor, y tampoco el de Nina. Sí, quizás pueden acusarnos de locos, pero maldición, se siente bien saber que por la noche la mujer que amo será solo mía.

—Tenemos mucho tiempo siendo una pareja, Ethan —intervino Nina, encogiéndose de hombros con sencillez—. No lo sé, siento que Greg y yo nos casamos hace mucho, ahora solo estamos haciéndolo oficial por ustedes, niños...

Ethan y Natalie me observaron con el mismo gesto de interrogación en su rostro, como esperando que aprobase el comentario de Nina. Mi sonrisa complacida debió decirlo todo.

—Así es. Si mi memoria no me falla, cuando conocí a Nina me gimió "sí acepto" después que la acorralé contra la puerta del ascensor, tuve que meter mis manos debajo de su falda para coaccionarla de ser mi esposa...

Todos sabían nuestro extraño inicio, cómo nos conocimos. Sin embargo, Natalie se sonrojó como nunca, abriendo sus ojos con asombro. Ethan solo se rió entre dientes, mirando con malicia a Nina que seguía dudando si reír de mi descaro o regañarme.

—No olvides la parte en que estabas desnudo, mi vida, eso obró a tu favor —canturreó cínica, sus ojos brillaron con picardía.

Cabeceé una vez, dándole la razón.

—Bendito sea mi pene.

—¡Oh por Dios! —se quejó Natalie, separándose de mí— ¡No necesito eso en mi cabeza! Ya sé por qué Maddie se queja todo el tiempo de ustedes dos.

NO JUEGUES CON EL PERVERSO ABOGADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora