7 1

8.2K 704 125
                                    

[GREG]

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

[GREG]

—Creo que no estoy entendiendo el problema, Greg —murmuró Kelsen, mi viejo terapeuta.

Dos años de visitas al hermano de papá Noel, y el viejo loquero todavía no quería considerar darme el alta definitivo. Hace mucho que dejé de pedírselo, en realidad me sentía mejor con una consulta al mes solo para ponernos al corriente.

Me removí en el sillón de cuero de dos plazas. No recuerdo cuándo su oficina cambió tanto, intento recordarlo, pero es imposible. El sofá verde se fue, su propio sillón era distinto. Hasta su barba blanca se había ido de su rostro redondo, ¿vacaciones navideñas?

—Estoy hablando de frustración sexual, doc —admití aburrido—. Quizás desde hace una semana o dos.

El viejo hombre intentó contener su sonrisa lo mejor que pudo, apenas arqueó la comisura de su boca hacia arriba. Es muy bueno en ocultar sus pensamientos, solo que a veces no puede.

—Sé que te dije que la autosatisfacción no debía ser ni tu último recurso, pero dadas las circunstancias —canturreó apresurado, moviendo su mano con ademan ansioso—, no me queda de otra que sugerirte precisamente eso. No quiero que recaigas en viejas manías, Greg. Han sido más de tres años en terapia, piensa en todo el...

Fruncí el ceño todo el tiempo, cada vez mi gesto se volvía más intenso en mi rostro hasta que tuve que alzar la mano en señal de alto y callar las insinuaciones de Kelsen.

—Espere, doc. ¿Cree que hablo de mí?

El terapeuta me observó un segundo entero sin decir nada hasta que abrió su boca.

—Pues sí. ¿No lo haces?

—No. Estoy bien —me quejé, lo pensé un instante y resoplé obstinado—. Bueno... más o menos, puedo manejarlo. Pero cuando hablo de frustración sexual me refiero a Nina. Estoy seguro que se está volviendo loca sola, ¿cómo hago para neutralizar ese frenetismo que tiene ahora y me permita calmarla?

Mi principal razón de adelantar mi cita un día, era por esto. Amo a mi esposa, pero sus hormonas desajustadas me tienen loco. La beso demasiado y no le gusta. Le doy su espacio y se enoja por mi apatía. Es un vaivén de acciones y reacciones opuestas que me están sacando de quicio.

Todo era un poco más sencillo sin su sobrecarga de estrógenos por el embarazo. No me estoy quejando de lo que mi futuro crío le hace a su pobre madre en la gestación, es solo que... sus hormonas, joder. ¡¿Cómo lidio con eso?!

Kelsen se quedó mudo ante mi semblante serio. Incluso dudó por un segundo que yo estuviese bromeando. Joder, no. Esto iba muy en serio. Necesito ayuda divina con mi mujer. Y qué mejores palabras que las de un terapeuta.

—De acuerdo, Greg... cuando tú dices... "calmarla..." —vaciló el hombre, muy confundido que ambos estuviésemos hablando del mismo tema.

NO JUEGUES CON EL PERVERSO ABOGADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora