2 4

12.7K 972 168
                                    

Una semana y media se fue volando entre trabajo, decoración y mucho sexo nocturno del bueno

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Una semana y media se fue volando entre trabajo, decoración y mucho sexo nocturno del bueno. Digo del bueno, porque por primera vez en mi triste vida de amantes, alguien provocaba mis orgasmos. Y yo que creí que estaba rota...

Greg y yo mantuvimos el silencio y la discreción. Él era todo un As en eso. Pero cuando estábamos solos, porque el resto se había ido al pueblo a comer, y otros vagaban fuera por los prados, él y yo, carbonizábamos el lugar. Ahora podía entender las maravillas del sexo, volúmenes uno al cien.

—¿Segura que vas a estar bien, Nina? —me preguntó Pierce, por quinta vez.

Mi equipo de cuatro personas, cinco conmigo, logró solucionar los últimos problemas en menos días de lo que habíamos planeado. Muchos menos. Ellos me ahorraron una semana y media de trabajo. Ahora que teníamos todo perfectamente especificado, era hora de regresar a Londres y mostrar el resultado final para recibir la aprobación de Aiden y sus demás inversores.

Ya que trabajamos como esclavos, Greg también estuvo de acuerdo que todos se tomasen el resto de la semana antes de volver a Londres. Todo mi equipo ya se había ido, querían conocer más de Italia y no lo pensaron dos veces antes de desaparecer. Chicos astutos.

Ahora solo quedábamos Greg, Pierce y yo. Y un par de guardias que vigilaban la casa como águilas. Me siento más segura con ellos aquí, pensar en la persecución que tuvimos la semana pasada, me eriza la piel.

—Pierce —le dije amable, cuando este seguía mirándome preocupado—. Voy a estar bien. Mi vuelo sale en unas horas, así que... iré por regalos para mis amigos a la costa, y luego regresaré a Londres.

Soy una mentirosa. Necesito confesarme con el Papa, y marinarme en agua bendita para expiar mi pecado. Porque mi plan era pasar el resto de mi semana a las afueras de Florencia, en la cama de Greg.

Pierce suspiró pesaroso, sacudiendo su cabeza.

—Nina, puedo cambiar mi vuelo si quieres. Así no estarás sola.

Él ya tenía planes de visitar a su familia en Newcastle, volaría directo al norte de Inglaterra. No le podía hacer eso, en realidad, sentía algo de envidia de aquellos que tenían buenas relaciones con sus padres. Yo siempre quise eso.

—No cambies tus planes, Pierce —le dije amable, encogiendo un hombro—. Si yo fuera tú, ya me habría ido a visitar a mi familia. Sin pensar en nadie más.

No lo consideraría dos veces. Pero no tengo una buena relación con ellos, aunque lo intenté. Esa parte ya no es mi culpa.

Estábamos en las puertas del hotel. Greg nos había dado espacio, esperaba por mí en el auto viejo de Gino. Ninguno de los dos había dejado el hotel desde la persecución. Y ahora, yo estaba nerviosa por hacerlo, solo que la calma de Greg me tenía confiando ciegamente en él.

Miré a Pierce unos instantes. Él era lindo. Muy atento. Pícaro sin poder negarlo. Pero buena persona. Solo que no era mi tipo. Tenía una curiosa obsesión con los hombres castaños de ojos oscuros, que me volvía loca.

NO JUEGUES CON EL PERVERSO ABOGADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora