3 5

9.5K 870 186
                                    

[GREG]

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

[GREG]

Salí del restaurante con Nina tomada de mi mano. Esa pequeña sonrisa que crispaba sus labios, valía la pena retrasar mis compromisos. Últimamente he tomado distancia, las amenazas escritas continúan. Cada vez que veo a Nina en público, un nuevo sobre de papel aparece en mi escritorio. Tengo la intención de probar mi teoría con esta salida. Dudo que sea una acertada coincidencia.

Me preocupa que sea ella lo que "quieren quitarme". Y si es así, hallaré la manera para defenderla.

Apreté su mano más fuerte, antes de cruzarnos la calle. Ella miraba hacia su derecha, justo como yo, esperando que los autos dejasen de pasar. Era una buena tarde, algo nublada, pero sin avistamiento de lluvia. Nina se veía hermosa, incluso con su gabardina gris cubriendo su sexy vestido, mi bella rubia no perdía el porte elegante y femenino.

—¿Greg? —me llamó una voz a mis espaldas— ¿Greg? ¿Greg Talbot?

No quise, pero reconocí esa voz de mujer.

No me giré. Aunque mi corazón se detuvo cuando Nina sí miró sobre su hombro, curiosa de la persona que sabía mi jodido nombre. Me crecieron las ganas de matar a Aiden, justo ahora.

—¡Oye, mal príncipe!

La mujer tocó mi hombro, y ya no pude seguir fingiendo que tenía una conversación con mi amigo imaginario. Me giré despacio, sin una mueca que delatase horror, sorpresa o indignación. Simplemente observé a la bonita morena que visitaba ocasionalmente cuando la app del sexo dominaba mi vida.

—Es un largo tiempo sin verte, Greg —siguió la mujer, esbozando una verdadera sonrisa.

—Hola... eh...

Ella nunca me dijo su nombre; y en realidad, olvidé su estúpido apodo de usuario. Así que me hallaba en desventaja, y la desconocida lo notó. Eso no difuminó su sonrisa y tampoco que Nina estuviese a mi lado, mirándola con suspicacia de pies a cabeza. No quise reparar en su vestuario, pero su ropa tallada a su cuerpo, era difícil de ignorar.

—¡Oh! ¡Hola! ¿conoces a novio? —jadeó Nina, fingiendo esa nota de asombro en su voz.

Estiró su mano, y la morena dudó un poco antes de estrecharla en un suave apretón. Solo entonces la mirada de la desconocida mudó de feliz de verme, a celosa por encontrarme acompañado.

—Sí, lo conozco... Un gusto, soy Rebecca —le dijo a Nina, antes de cambiar su semblante por uno más curioso cuando me miró—. ¿Quitaste tu perfil de la app, Greg? Porque ya no te puedo encontrar, he intentado contactarte muchas veces...

Le lancé una severa mirada a Rebecca, pero esta solo pestañeó como un perrito reprochado. Incluso su puchero era demasiado falso para creer que se le había escapado semejante imprudencia.

Estaba a punto de contestarle, cuando Nina me sujetó del brazo. La miré de reojo, sonriéndole a la morena. Esa intensidad en su mirada avellana fue estimulante.

NO JUEGUES CON EL PERVERSO ABOGADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora