L3 Viviendo una vida - El Campo

4 0 0
                                    

Cuando estas en uno de esos barcos todo es alegría, fiesta excepto cuando...duermes, allí solo es tranquilidad. Siempre en aquel lugar hay una fiesta, algo para comer, algo de humor, algún espectáculo, algún desfile de moda. Siempre me tomare la molestia de explicar qué tipo de desfile es, pues este consiste en usar diferentes tipos de ropas, a veces la íntima, mostrar mucha carne; bueno carne no ya que los que desfilan son personas enfermamente delgadas que apenas tienen, solo se destaca la forma de caminar de estas. Hay algo que si notaba que mientras mas permanecía en aquel lugar más se me embotaban los sentidos, esto era terrible. Alegría, no, no había alegría, había una gran tristeza aturdida que tenía la fuerza misma del mar y te arrastraba.

Estaba caminando por uno de eso salones cuando de repente salió una música a muy alto volumen y alguien me agarro de la cintura y me hizo caminar. La verdad me di vuelta a ver qué pasaba para ver que tras de esta persona había otra persona en igual actitud, y tras esa otra y otra tras esa, todos bailando estirando una de las patas inferiores a un costado, daban unos pasos y estiraban la otra pata. Papel picado volaba por todas partes, pequeñas explosiones de papel picado y muchas bebidas y comidas por todas partes, cuando termino esta cadena de gente salí a la noche que daba el mar a meditar un poco.

Es verdad había tenido una visión apocalíptica en que todos morían atacados por mis enemigos, y esto último era lo fundamental, mis enemigos. El quedarme a disfrutar era arrastrar a todas estas almas licenciosas a la perdición entonces tome la decisión. Buscar a Abu me fue algo complicado y tuve que utilizar mi ki para hacerlo, estaba en uno de esos desfiles disfrutando de la vista.

- Nos vamos.- le dije de forma seca.

Este estaba desorientado pero puso cara seria.

- Me repites lo que dijiste.

- Nos vamos.- Me levante y fui seguido por Abu.

En la habitación recogimos nuestras cosas y le dije.

- Llevaras solo lo que entre en tu mochila, el resto lo regalaras o lo dejaras abandonado, debemos viajar rápido.

- ¿Me puedes decir lo que pasa?

- Digamos que si nos quedamos aquí esta gente moría.

Sonó dramático, pero lo era, me puse mi viejo traje de monje y lo revitalice con algo de mi propio ki para que su aspecto mejorara, mi compañero se puso unas ropas iguales a la de mi presagio y nos fuimos con todo nuestro pasaje hasta la borda del barco, donde uno de los mozos se nos acercó y nos preguntó.

- Desean algo, este lugar está cerrado.

- Nos vamos, y te regalamos esto.- Dije señalando unos baúles.

Tome de la mano a Abu y salimos volando, cuando estuvimos a cierta altura nos envolví en energía dorada y volé todavía a velocidad mucho más rápida que antes, tenía mucha energía y la gastaría llegando al continente.

En medio del viaje cerca del amanecer, luego de que mi compañero durmiera un rato me pregunto.

- ¿Nos están persiguiendo?

- Eso supongo tuve una visión donde atacaban el barco no se para que, para buscarme a mi supongo.

- ¿No me buscaban tambien?

- Supongo que no porque tú en esa visión morías.

No hubo mucho mas charlas cuando esquive unas gaviotas sabiendo que cerca estaba una isla o el continente. Entonces disminuí la velocidad e invoque a la nube que nos haría viajar de forma silenciosa hacia la gran playa.

Una vez allí, salude a la tierra que nos recibía persignándome once veces. A todo esto Abu solo miraba.

- Ahora caminaremos e utilizaremos el dinero que conseguiste.

- ¿Cómo sabes que traje algo?

- Porque hasta ahora has compartido mi ki y siempre supe que lo harías, era algo muy fuerte en ti, conservar tu posición.

De su bolso solo saco grandes fajos de billetes y le sonrió ya que suponía que sería suficiente para llegar a nuestro destino.

Aquel lugar era un gran territorio de granjeros muy acorde a los artefactos que allí eran de uso ya que se veían grandes carretas que utilizaban grandes como casa que pastaban los granos de forma lenta en el paisaje. Los caminos eran de tierra, sencillos pero muy transitados, se veían las marcas profundas de gruesas ruedas. En nuestro andar bajo ese cálido sol veraniego (sofocante para mi) se nos acercó en uno de sus vehículos metálicos un muy amable campesino el cual estuvo interesado por lo que hacíamos allí.

- Venimos del mar y estamos perdidos, estamos viajando hacia el sur.

- Pues deberías entonces ir al pueblo y de allí tomarte un bus.- Dijo ese peludo perro.- Pero seguro no sabes dónde queda.- Afirme su suposición con la cabeza.- Pues súbete atrás, tu eres muy grandote para ir conmigo, si tú quieres subirte conmigo.

- Gracias amigo, si no te molesta Qwon.

- Para nada ve tranquilo, de paso yo descansare.

El viaje no se su fue largo o corto, solo se que la monotonía del viaje y el ronroneo de aquel vehículo y de cómo este me amachaba lentamente levantando polvo y vibrando cual cuna me hizo dormir.

Cuando duermes siempre hay alegría 

Las aventuras de Qwon - #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora