L6 El hacha

4 0 0
                                    

Seguimos bajando por el cielo huyendo de lo que se podría venir.

- ¿Siempre me pasaran estas cosas?.- Dije medio rezongando

- Por ahora si, pero se de buena fuente que luego empeoraran.- Me respondió el elfo

- Caramba... ¿Sera esta una vida para el pequeño Ariel?

- No lo se, tu lo decidirás.

Seguimos bajando y comenzó a verse el suelo de forma mas clara, allí en aquel lugar había un grupo de muy bellas chozas de madera y una típica torre cuadrada de piedra. Cuando el dragón nos dejo en el suelo y se rompió el encantamiento me sostenía y me baje muy fácilmente. Puse a mi perro en el suelo y deje a andar a gatas al pequeño Ariel para que se tranquilizara, yo me estire, hice tronar mis huesos doblándome hacia atras y al hacerlo vi claramente que el dragón ascendía solo al cielo.

- Este es mi hogar, aquí esta mi servidumbre y este seria "mi reino".

- Bello lugar, como se llama.

- Wotan.

Me lo puse a observar y vi a enanos y elfos que salían a recibirlo y ellos me guiaron a mi a un barracón simple, una casa de una sola habitación y techo de pasto, con una gran chimenea de por medio y algunas ventanas de oscuro cristal. Allí me acomode y deje mis cosas mientras el niño jugaba en la cama a tirarle las orejas a Vadis.

El lugar era simple, algunos adornos pero bastante rústicos lo que se destacaba eran unas pequeñas estatuas de madera de un elfo y una elfa. El elfo tenia cuernos, como los de un reno, vestía pieles de animales, llevaba ceñido una espada a cada lado y un arco en la mano, bajo el había un perro de aspecto recio, pelo encrespado y negro. La mujer tenía un traje blanco delicado adornado con algunas guardas doradas y de mirada mas suave, parecía estar en cinta. Ella sostenía un arco en una mano, apoyado en el suelo, una daga larga en su cinto, y un búho en su brazo mano izquierda que la tenía levantada como para que el búho retomara vuelo. En frente de estas estatuas había un cuenco de comida vacío y un vaso de agua lleno. A la derecha, donde estaba el hombre había una pequeña vela sin prender que diera en otrora mucha luz. En el lugar se veían algunas espadas y hachas, también arcos y muchas flechas, por pura curiosidad tome una. Esta estaba hecha de forma exquisita, muy delicada, las plumas no identificaba de que ave era y la punta estaba hecha de un metal platinado que me recordaba al acero inoxidable, pero no lo era ya que este tenía una contextura mucho más dura pero igualmente brillante. La deje de donde la saque, no quería problemas.

En mi inspección vi un libro algo tosco, echo de tapas de cuero con unas inscripciones que no entendía y un dibujo que no supe descifrar. Al abrirlo encontré un texto que al parecer hablaba de hierbas y como aplicarlas y unas recetas de algún tipo de brebaje o comida curativa o con un efecto especial, lo devolví a su lugar, no entendía lo que decía y eso me molestaba. Seguí viendo y vi que ese lugar se alumbraba con antorchas que seguramente prendían con el hogar principal, las velas que veía parecían de algún carácter ritual. Salí y vi el cielo, muy, muy lejos se veía el castillo, el sol y una nubes que querían incordiar el firmamento. Un enano me llamo por mi nombre e hizo que lo siguiera, yo tomando al niño y fui a encontrarme con el elfo.

- Mira Qwon, tu situación es la siguiente, hiciste algo malo, atacar a alguien de forma tan impulsiva, pero salvaste tu honor, por eso no te reprocho, yo ya me las apañare para recomponer la situación. Lo que te diré requiere algo de meditación. Mira, a lo que te enfrentaras ahora, en estas tierras tus herramientas te serán un lastre, y por herramientas te hablo de tu Bo. Eres muy dependiente de el y su función aquí seria cortar tu aprendizaje en las armas que deberás usar.

- ¿Por qué crees que dejare mi arma bajo esa excusa?

- Porque si no lo haces no te enseñare nada.- Dijo perdiendo la paciencia.

- Bueno.- Dije arrastrando un poco la e.

- Te lo dejare sobre el árbol que da duraznos, el te lo cuidara.

- ¿Él puede cuidar algo?

- Él es el guardián entre nuestros mundos, y hasta ahora no a habido invasiones.

- Buen punto.- Y le entregue mi bastón.

El me dio un hacha algo tosca para mi gusto y con un "acostúmbrate a ella", se retiró.

Las aventuras de Qwon - #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora