L6 Jefe de guardia (tercera parte)

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Los sueños de esa noche fueron peculiares y como casi siempre los olvidaba al despertar. Mi paso por lo onírico era muy abundante en experiencias, como si todo lo que vivía se fragmentaba en pequeños trozos que a su vez vivían sus propias vidas, para luego no recordar más que una sensación de haber olvidado algo muy importante.

Al despertar todo siguió en rutina bien marcada y note que para un pequeño poblado en crecimiento necesitaba una taberna, así que decidí utilizar el resto de mi pequeña fortuna en la construcción y equipamiento de una. Al hacerme de una parcela bien ubicada y pagarla, tuve que hacerme con los costos de los materiales para la construcción. Se había formado, según mi propia indicación, una plaza para que pregoneros y vendedores dieran sus ofertas. Alli busque si había alguno y encontré uno que vendía ollas, bancos, y demás vituallas necesarias para mi establecimiento, ahora estaba usando las monedas de Pan Do. Luego de equiparme todo como para comenzar, lejos de todo lo que necesitara, lo lleve hasta mi choza, ahora con Ariel dormiríamos entre trastos. Estaba convencido que mi trabajo no me dejaría mucho tiempo para poder estar abocado a mi emprendimiento asi que estaría atento a el primer cocinero y vagabundos que por allí pasaran para hacerlos de un trabajo. El primero en encontrar fue un viejo enano retirado de la guardia con una hermosa familia que se estaba estableciendo allí, le pregunte si desearía ser el tabernero de mi negocio, el acepto gustoso, detestaba el mantenerse ocioso en sus días de jubileo. Ahora solo me faltan los mozos o mozas para atender y un cocinero, bueno, tampoco me pondría nervioso por ello ya que para la terminación del edificio faltaba mucho.

No pasaron muchos días, yo diría que dos o tres, cuando el elfo en persona se apronto volando en su dragón a mi tienda mientras hacia yoga con un regalo, una bolsa mágica. Según me dijo no era una bolsa común, es una bolsa muy especial. Esta bolsa no tiene limites y puede guardar cualquier cosa que no este unida a la tierra, y con cualquiera es cualquiera ya que ensancha sus bocas a tamaños colosales. Además de tener una capacidad infinita de almacenamiento, podía guardar de seres vivos en un maravilloso lugar hasta el objeto que fuera de mi capricho. Esta tela de aspecto humilde era indestructible, nada absolutamente nada conocido podía dañarla y no podía ser robada de ninguna forma, asi como ser olvidada ya que esta se trasladaría de donde la dejara a mi lado siempre que la requeriría. Solo había una forma de deshacerse de ella y cediéndola a alguien.

- ¿Es una bolsa?- Le dije y este sonrió con una convulsión parecido a una carcajada.

- Si te refieres a esas dimensiones que nos rodean, si así es, y este es su único portal.

Además tenía una muy importante propiedad y era que cada ves que solicitara algo esta escupiría directamente a mi mano, o donde lo deseara el objeto requerido en cuestión. El me la entrego vacío de sus propiedades ya que había puesto a resguardo sus cosas, adentro había todo lo que necesitaría para estudiar magia, equipo, elementos y componentes, decidí que los sacaría cuando mi hogar estuviera construido.

Le mostré a Jun y este se arrodillo en una pata cuando lo vio, nunca lo vi hacer esto antes, el poder del carisma de este elfo cada vez me sorprendía mas.

Los días pasaron y se me dio el informe de una incursión de extranjeros en un fortín algo apartado, cosa que nos puso más alerta, vigilando más a los forasteros que por allí anduvieran.

Aquella bolsa de lobos que nos diera al Lobo Azul y Cabalga Lobos estaba muy activa. Andando en una moto a agua se acercó un nuevo peludo esta ves llamado Axel. Este estaba vestido con una rigurosa gabardina y botas, al parecer sus patas eran como el pie de los lampiños, seguramente algún ancestro de él no era peludo. Tenía como armas dos recios revólveres que disparaban cosas extrañas y muy ruidosas, pero no eran balas, sino partículas a muy alta velocidad. Según me dijo a su arma la cargaba con arena y tierra y esta las disparaba a tan alta velocidad que suplía cualquier munición. Además era presto en el control de fuego, cosa que me puso "contento" saber que yo controlaba de forma mediocre el hielo y ya había dos maestros controladores del fuego. ¿Y cómo supe esto? Nuevamente vi puños encendidos y una violentísima explosión en el cielo, esta vez me dejó mudo. De carácter encantador y muy diplomático resulto, decidí ponerlo de guardia de lo que serian las puertas exteriores de la ciudad cuando se concluyeran, hasta entonces decidiría el por sus propios medios si deseaba una casa o viviría en el fuerte. Le aclare que todos los días debería asistirá a entrenamiento de armas y cuando trabajara de guardia debería portar el uniforme que todos tenían, estas palabras llevaron a una discusión pero comprendió finalmente que era necesario para el orden del fortín. Antes de separarnos le dije que además debería de entrenar un poco conmigo sus habilidades, más bien así me ayudaba a acrecentar las mías.

Cada vez se ponía esto más interesante y yo más contento porque estaba seguro que acrecentaría más mi control de hielo y posiblemente aprendería algunos trucos del fuego. Esa misma tarde arribaría un barco mercante en el puerto así que iría personalmente con Ariel, como siempre, para recibirlos. Cuando me encamine hacia allí decidí que presentaría un proyecto para construir un faro.

Las aventuras de Qwon - #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora