L9 Parasitación

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El resto de la noche atendí a un paciente más, un hombre mayor, un peludo perro que tenía dolores de espalda. Al revisarlo vi que su problema era algo karmico, tenía un pesar que por más que sanara su cuerpo este mal volveria a enfermarlo, puse manos en el asunto. Luego de usar sus agujas en los puntos correctos para liberar su energía y de recetarles unas infusiones lo envié a hacer yoga al monasterio, seguro algunas actividades allí le darían la paz necesaria para solucionar sus asuntos.

Cuando termine mi turno tome agua negra allí mismos en una máquina, una bien dulce con algo de leche y camine al monasterio de noche. Hubo uno en la calle que seguro creyó que era un fantasma porque al ver mis ropas monásticas a tan altas horas se asusto.

Cuando entre a mi habitación ya estaba dormido Shiro, colgué mi ropa en un perchero y me hice un buen pan con carne caliente y algo de cerveza. Luego de saciarme me acosté peo antes me saque mi uniforme la verdad estaba muy cansado pero no quería que me retaran por tenerlo arrugado al dia siguiente.

Dormí muy profundamente, tanto que fue Shiro el que me desperto para el saludo al sol y los rezos matutinos, luego de ello desayunamos como siempre en el comedor junto a los otros monjes. Luego de llenar la barriga note que el cansancio no se me había ido, el usar el doble Ka era una técnica que me agotaba, tenía que mejorarla o al menos buscar una reserva de ki para hacerlo, la próxima ves utilizaría mi bastón en el proceso. En el otro mundo nunca pude averiguar cómo mejorarlo, pero aquí con todos estos grandes maestros seguro lo solucionaría.

La verdad estaba muy cansado y luego del colegio fui sin dudas al monasterio a sus clases y el resto del día me la pase en la cama acostado y bien tapadito en la oscuridad, solo me levante para prepararme algo de comer y volví a la cama. Finalmente llego Shiro que supuso al principio que yo no estaba pero al encontrar mi traje en el perchero no era así, entro a el y me pregunto si me sentía bien.

- Si, yo no me enfermo, simplemente estoy algo cansado.

Luego de eso dormí hasta el día siguiente sin interrupción alguna, ahora si mi hermano mayor se preocupó y me reviso, me dio unos remedios para que tomara y que descansara mucho. La verdad después de desayunar dije que me disculpara en el colegio, no me sentía bien. Volví a mi habitación y me acosté nuevamente en silencio y en la oscuridad con la convicción de que algo me estaba parasitando, no algo físico, sino algo eterico y algo fuerte, lo cual le mande un mensaje al sumo sacerdote dándole mis sospechas.

Él se acercó a mí en persona y dijo que tenía razón, que algo me había parasitado pero que la inacción era lo que buscaba el parasito, que tendría que tomar cada dos horas un remedio que consistía en una taza de té especial preparada por el durante una semana excepto de noche. Asi que luego de tomar mi te hice fuerzas y fui a las clases del monasterio, al terminarlas salí a la ciudad a ver si encontraba alguna mascota, necesitaba una para vincularme.

Las aventuras de Qwon - #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora