L9 Una tarde con amigos

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Volví a dormir y lo hice casi toda la mañana, muy a pata suelta y a mi gusto ya que puse algo de música suave para amenizar el sueño. Al levantarme comí y llame a Shig Fei para contarle lo de la obra de teatro, tuve que aclararle que era un papel muy pequeño y que solo haría de fantasma, pero ella estuvo muy contenta de ir a verme y me dijo que llevaría a sus hermanos. ¿Con que intenciones hizo esto? Vaya uno a saber.

Luego de ejercitar la mandíbula llame a Ghbli y le pregunte si quería ir a tomar algo con un amigo, él dijo que encantado, que llevaría uno también. En realidad invitaría a Shiro, a Urusangal y Shing Fei, quería disfrutar con ellos de un lindo Eesh. El primero en llamarme y avisarme que estaba en el monasterio fue Urusangal, que también trajo a mi hermano como le pedí, fuimos Shiro y yo a recibirlos mientras esperábamos al resto. Luego llego Ghbli casi junto a Shing Fei y sus tres hermanos. Allí los presente a todos, el enfermero presento a su amigo, que según me dijo era de la secundaria, algo en su mirada me decía que no había salido todo como pensaba.

Hubo mucha conversación, sobretodo Urusangal y Ghbli que contaban sus aventuras y sus cosas, fue casi un flechazo instantáneo. Shiro nos acompañaba pero casi no hablaba, solo daba palabra para responder, estaba muy tímido ese día.

Fuimos primero a Abraxas a tomar algo, de allí fui a los juegos de fichas y de allí a divertirnos con un juego de baile. Nos separamos en grupos he hicimos una competencia para saber quién sacaba más puntaje, gano Ghbli y Urusangal, luego Shiro y yo segundos, por cierto que era la primera vez que el jugaba.

Luego fuimos a jugar en equipos a un huego de ficha voladora, que era como una cancha de balón, pero con una ficha plana que flotaba sobre la mesa, eran dos equipos cubriendo cada uno de los lados de la cancha, ganamos el torneo yo y Urusangal. Allí mismo nos vio el lampiño, se los presente a todos, segun dijo había salido con un par de amigos, lampiños también, se unieron a la salida. Ya que éramos tantos adose más integrantes a nuestro día llamea los amigos del colegio que también decidieron venir, éramos una pequeña multitud.

De patio de comidas a maquinitas de música pasamos toda la tarde entre comprando algo de ropa, helados y disfrutando mucho pero al hacérseme la hora de ir a ensayo me despedí y fui al teatro.

Al llegar me uní a la compañía y ensayamos sin vestuario, el ambiente era muy agradable realmente una familia en aquellas tablas. Finalmente llegó el momento del maquillaje y me convirtieron en un fantasma. Todos los fantasmas vestíamos igual, aunque cada uno era de altura diferente, unos altos, otros bajos, gordos y flacos, muy dispares, pero teníamos que caminar juntos así no resaltaba demasiado ninguno.

Cuando entre a escena con mis compañeros vi de reojo a mis amigos que silbaron un poco, yo hacía como si no los veía, hice mi parte y me retire. El resto de la obra permanecí con mis compañeros roojeando de tanto en tanto el público, había muchas rizas y carcajadas, había que reconocer que la obra era muy graciosa.

Finalmente la puesta en escena termino y luego de que saliera la multitud me junte con mis amigos, todos me felicitaron y decidimos salir a tomar algo, entonces recibo una llamado de número desconocido, seguramente era un admirador.

- Buenas noches ¿Quién es?

- Mire para arriba.- me ordeno y lo hice, pero no encontré nada-

- ¿Qué tengo que buscar allí?

- El consuelo que yo no tengo, este es un mensaje para Zorro de Fuego, no sabe con quién se metió.

En la noche sonó un estampido, luego otro y otro, se armó una balacera. Mi piel se puso gris casi instantáneamente, busque al agresor pero no lo veía. Gritos, corridas por todas partes me di vuelta y vi algo que no creo poder olvidar, Siro estaba en el suelo con el pecho ensangrentado. Me acerque a él y lo tome alzándolo.

- Vamos Shiro. ¿Estás bien?- No respondía.- Vamos Shiro estas bien.- Insistí desesperado.

- Hace frio y esta oscuro, creo que descansare un poco hasta que venga la ambulancia.

- No Shiro, no duermas, tienes que quedarte despierto.- Comencé a darle de mi ki pero lo perdía muy rápido.

- Sabes que, cuando te vayas a Pan Do yo te recordare como un gran amigo.

- Como digas Shiro, no te duermas.- Entonces Shiro cerró los ojos para siempre.

Su funeral fue muy sentido en el monasterio, yo no paraba de llorar, finalmente el cuerpo se cremo como era la tradición y yo me encargue de recoger sus cenizas y llevarlas al camposanto, su última habitación.

Cuando entre a nuestra casa, la de Shiro y mía comencé a guardar sus cosas en cajas ya que serían entregadas a su familia, vino el mismo gran maestro a consolarme yo simplemente le dije entre la congestión de la tristeza lo siguiente.

- Shiro será el primero y último que sufrirá por mí, mañana mismo emprendo el viaje de vuelta a Pan Do.

El trato de convencerme que no había terminado mi entrenamiento, que todavía quedaba mucho que aprender y yo tozudo repetía las mismas palabras, finalmente replico.

- ¿Qué piensas que diría Shiro de tu actitud?

- Seguramente me llamaría cobarde.

- No creo que digiera eso, pero estaría triste, celebra el recuerdo de Shiro y termina lo que comenzaste.

Tenía razón el maestro, no me iría sin todos los conocimientos por los cuales vine y sin terminar lo que empecé.

Las aventuras de Qwon - #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora