L8 Palnam

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La solución fue fácil, fuimos hacia otro pueblo con otro disfraz y todo drama olvidado, dejo de hablarme Spanki después de decidir esto, es más casi ni lo veo, pero ya volverá, siempre vuelve por más que se enoje.

Mi táctica ahora fue diferente, no podía aparecer aunque sea con otro disfraz de la misma táctica así que fabrique una mamá postiza. Tome una gata, una ardilla, un poco de osa y un escupitajo mío (literal) y combinados con una que otra magia cree una elfa muy bella. En su esencia era un espíritu elemental femenino combinado con las propiedades de diferentes bestias. De nombre Siriente era muy amable y sabia ya que le enseñaba todas las artes. No era un robot, ni un golem, bueno, si como un golem pero más inteligente, y créanme que mucho más eficaz. No entiendo porque era magia prohibida si era tan fácil de hacer, solo combinabas, un poco de agua, un poco de tierra y algo de fuego y ya, no mucho más.

Este pueblo era más grande, una pequeña ciudad ya con dos razas, una la elfica que era la principal en la zona, y la gnoma. Este me resultaba un lugar amable y gentil, siempre respetaras algunas simples normas de convivencia. Escribiré este primer día en Palnam, estoy muy emocionado por hacerlo.

Cuando llegue por primera vez en mi carreta con dos caballos, uno era Jun el otro uno que yo mismo fabricara. Los guardias pidieron explicaciones de que hacia allí y les dije que vivía en las montañas con mi esposa y que vendíamos la caza y las cosas que traíamos. Estos revisaron todo allí y yo les convide con unas delicias que eran los famosos hongos hechos pastelillos. Estos aceptaron uno de puro curioso y al ver su sabor tan delicioso me auguraron buenas cosas, solo me aclararon que necesitaría un permiso para vender antes que nada. La oficina a la cual me enviaron estaba muy limpia y con personas muy amables, les conté mi historia y me entregaron un papel sellado con el permiso, que debía renovarse una vez al mes y que si deseaba poner una tienda necesitaba otro permiso y pagar impuestos. Como no era mi deseo la controversia pague, les deje unos pastelillos y salí a por mis componentes.

Allí permanecimos dos días hasta que vendimos y conseguimos todo, seguía habiendo algo de rudeza, y los ladrones se mantuvieron a la raya ya que después de que me sacara de encima a uno los demás se intimidaron. Ariel era feliz con esto así que me calme ante la impertinencia que se me presento. Tome la decisión de que vendría seguido así él jugaba. Trate de fabricar niños para que se divirtiera pero no pude, siempre salían con un grado de madures que hacia ajeno todo tipo de inocencia necesaria para la diversión.

Al volver deje ofrendas en el árbol y Flor Feliz apareció y me habló.

- Hola Qwon de Pan Do, tengo curiosidad.- Me dijo de forma alegre.- ¿Por qué fabricaste a esa mujer y vas tan seguido a los pueblos?

- Es que mi niño necesita jugar y con migo y mis experimentos se aburría mucho.

Ella se rio y me dio varias vuelta.

- Para ser tan grande no eres muy inteligente, nosotros tenemos muchos niños para que acompañe al tuyo.

- ¿Enserio? Solo creí que había ancianos.

- ¿Los dices por los duendes no? Su raza si nacen ancianos, pero hay muchos más que no lo son, déjame que te enseñe.

Aplaudí de alegría al saberlo y llame a Ariel que dormía en la carreta, le conté todo que me digiera la pequeña hada. Estuvo muy contento pero me replico.

- Igual me gustaría ver de tanto en tanto a mis nuevos amigos del pueblo.

Yo lo abrace prometiéndole que de tanto en tanto los vería, entonces todo un nuevo mundo, más amplio y variado de hadas y cosas maravillosas se nos abrió. Bueno debo ir a cocinar para sus nuevos amiguitos, hoy nos visitaran y quiero que se lleven una buena impresión, dicen que vendrá hasta el hijo de trébol danzante.

Las aventuras de Qwon - #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora