L8 Charlas de cocina

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Me desperté con el canto de pajaritos azules por la ventana. Me sentía fresco, alguien me había bañado y cambiado mientras dormía. ¿Cuánto habre dormido? Sentía mucha hambre, fueron muchos los días de ayuno. Al observar mi brazo vi que mi pelaje seguía afeitado y con esas marcas horribles de los latigazos, nadie había usado en mi ninguna magia para curarme, lo hacía por mí mismo, y estaba bien, así lo quería. Al levantarme trate de hacer el saludo al sol pero no pude completarlo, ya que muchos movimientos me causaba gran dolor, esperaría a que me curara, hasta entonces practicaría para re adquirir nuevamente la elasticidad.

Al salir de la habitación los guardias me saludaron marcialmente y yo me dirigí sin dudarlo a la hacia la cocina. Mientras me dirigía a comer me cruce con varios que veían con alegría que despertara tan pronto, al parecer solamente había dormido un medio, muchas horas para decir la verdad.

Cuando cocinaba sentí el salto por mi espalda de Ariel que habia llegado de hacer sus saludos al sol y sus rezos. Le dije que me tratara con cuidado que estaba lastimado.

- ¿Por qué no te curas con tu magia?.

- Buena pregunta, digamos que si siempre dependo de la magia no me volveré más fuerte, mi cuerpo tiene que aprender a curarse solo con los alimentos que le proporcione.

- Entiendo, quieres volver a las fuentes.

- Si. ¿Y dime, que has aprendido con los duendes?

- Todo lo relacionado con las fuentes.

- ¿Cómo es eso?- Dije mientras cocinaba.

- Pues ellos me contaron muchas cosas, como la naturaleza rige por toda la creación. Como lo natural, las plantas, los cuatro elementos son una gran cosa, pero son solo una parte de un misterio quíntuple.

- ¿Misterio quíntuple? Me lo explicarías.

- Si papá, mira, hay cinco fuerzas que el dios sin nombre ni cuerpo usara para crear las realidades y la regla absoluta. La primera fue la mente, la segunda con lo material, la fuerza del cuerpo, que es lo que nosotros conocemos como Ki, luego con la magia de los magos, que es una canalización de los remanentes de la naturaleza, luego con la voz, que es como una magia echa de puras vibraciones y como ultimo la voluntad que los dioses otorgan a sus canalizadores.

- Caramba. ¿y los Adonay dominan los cinco secretos?

- No, a lo sumo dominan dos, por eso para crear una realidad se necesitan tantos Adonaí como secretos, ese es el número mínimo.

- Ya veo, y que pasaría si un Adonay tuviera los cinco secretos.

- Eso no es posible, pero se supone que tendría acceso a la chispa divina.

- ¿Chispa divina? ¿Qué es eso?- Dije mientras comenzaba a comer.

- La chispa divina es acceso pleno a la fuerza creadora de todas las cosas.

- Caramba, que me estas saliendo inteligente. ¿Qué te diría si yo domino cuatro de los cinco secretos?

Allí se rio mucho, y luego me reí yo, casi escúpo lo que estaba comiendo.

- Papá, eres fuerte pero no tanto.

- Si, lo se.- Le despeine su blanca e impoluta cabeza.

- Pues si lo tomara en serio diría que aprendas el secreto que te falta.

- Eso hare.- Dije parándome poniendo mis manos a los costados de mi cadera.- Apenas sepa como dominar la mente.

- A ver- Dijo sonriendo.- explícame cómo es eso que dominas cuatro de los cinco secretos.

- Mira soy experto en Ki, eso no cabe duda, también soy un mago adversado. También piensa esto como es que otorgo canalización a Vadis, eso es voluntad, luego la de las vibraciones... digamos que la se también.

- Pues si eso es verdad, tendrías que pulir la de la canalización divina y aprender la psionica.

- ¿La psionica es la mente?

- Si. Pero no estés de chiste.- Entonces pensó mientras me miraba comer.- Lo que dices lo dices en serio.

- Si, totalmente, hasta puedo crear vida, no es así.- Le pregunte a la cocinera que estaba preparando los desayunos para mis pequeños.

- Así es mi señor, usted me creo a mí y a mi esposo.

- Así es...- hice una pausa.- ¿Como que esposo? Cuando me fui ni nombre tenías y ahora has hecho una familia?.

- Si mi señor, y ya tengo nombre, me llamo, Alquimia Familiar, o Alfaar, para los amigos.

- Caramba, que alegría, después preséntame a tu esposo. ¿es una niño mío?

- Si señor, es uno de los que cuidan las puertas al pueblo.

Tome entonces algo de pan y me hice un sándwich.

- Bien, que tengas mucha felicidad.

Por alguna tonta razón me sentía celoso.

Las aventuras de Qwon - #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora