L8 La punta dorada (segunda parte)

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- Bien Ariel, te preparé para este momento, ya sabes que hacer frente al protocolo de emergencia número dos, instruye a los soldados yo iré enfrente.

Estire mis brazos mientras eran instruidos los nueve soldados. Una vez que todos estuvieran listos e informados intente abrir las puertas principales de la mastaba que unos instantes antes había utilizado para entrar y me encontré que estaba cerradas a cal y canto.

Al utilizar mi llave note que no funcionaba, entonces decidí destrozar la entrada, toda ella y en pequeños añicos con "puño vibrante", una técnica desbastadora contra las piedras. Di todos los golpes necesarios y una vez que removiéramos los escombros con un simple conjuro nos dirigimos directamente a la sala de meditación. Los pasillos estaban silenciosos, pero más vibrantes que nunca, nosotros nos acercábamos y ellos lo sabían. En la puerta de tan ansiada sala nos encontramos dos soldados prestos para el combate pero yo con un simple pase mágico los hice caer dormidos, las puertas se abrieron de par en par.

- Caramba unidad Qwon, estábamos apostando si eras tu el que nos llamaste, que sorpresa.

Yo caí de rodillas paralizado, había cinco de estos rubios lampiños de cinco dedos.

- ¿Qué hacen aquí?.- Dije haciendo acopio de mi fuerza.

- Pues tu nos llamaste, al construir esta baliza tan perfecta. Te felicitamos.

- ¿Cómo que yo los llame? Explíquense.

- Cuando colocaste la punta de oro. ¿ estas en esa función de conquista?.- Miraron a los que nos acompañaban.- ¿Estos son tus soldados? ¿Son tus creaciones?- Preguntaba jocoso y curioso.

- Son mis pequeños, no los tocaran, ahora Ariel.- dije en un suspiro y luego todo se volvió negrura, lo siguiente me lo conto Ariel.

El príncipe dio la orden de ataque, estos al ver la hostilidad usaron sus "lanza brazas", pero un escudo reflectante los protegió de la primera oleada. En un segundo movimiento Ariel estuvo cuerpo a cuerpo y literalmente partió a uno con su espada, luego se agacho para un nuevo escudo reflectante, pero esta táctica era para que centraran sus ataques en él y mis fieles Nugogng usaron sus ballestas, solo uno cayo, uno que no fuera lo suficientemente rápido para levantarse un escudo energético. En el siguiente movimiento retrocedieron pero dos cayeron bajo la espada del Príncipe uno sin pies, y un tercero partido por la mitad. El último se rindió pero había órdenes de no tomar prisioneros. Luego de que acabara el combate Ariel me reanimó, yo lo tantee por si tenía heridas ya que estaba cubierto de sangre y le dije.

- Ariel, llego el momento.

- ¿Papá estas seguro?

- Si Ariel, la punta si la destruyo solo se rearmara en otro lugar dando peligros terribles y yo...creo que debo irme.

El afirmo con la cabeza y salimos afuera, tome con mis brazos la punta y la arranque, entonces Ariel y yo desaparecimos.

Caminábamos por aquel campo de trigo hasta el árbol en el cual tome mi bastón, luego de agradecerle al árbol seguimos caminando entre charlas, al menos yo hablaba de cómo era el otro mundo, Ariel apenas dijo palabras. Finalmente en el limite donde daríamos el salto para regresar, saltamos y volvimos.

Yo alcance a dejar aquella punta en el suelo cuando escuche dos estampidas en el aire que me dejaran helado, habían disparado aquellas armas terribles. Ariel con su velocidad sobrenatural ajusticio a esos dos pero veía la gran nave en el cielo, sé que pronto habría mas.

- En ese edificio están mis padres.- dijo señalando el negocio de curiosidades

- Si Ariel, están allí.

- Quiero verlos.

- No, sabes que ya no les perteneces, ellos tendrán una segunda oportunidad, pero la tendrán si ti.

- Y tú sin mí, yo vuelvo.

- Pero Ariel, sigamos como lo habíamos planificado.

- No papá, no me animaba a decírtelo pero yo no me quedare, soy el príncipe y tengo una responsabilidad con nuestra gente.

Vi decisión en su cara y antes que mi voluntad flaqueara lo abrace y con un apretón de manos me despedí. Entre rápidamente a la casa apoyado donde se había dado la masacre con bastón en mano, que a ciencia cierta era como una gran batería de Ki. Saque polvos misteriosos y traje a la vida de nuevo a los padres de mi pequeño y a su hermano, estos al ver todo me interrogaron por lo pasado.

- No es momento de hablar, deben irse, están cerca.

- ¿Dónde está mi bebé? ¿Dónde esta Ariel?

- Ahora el está muy lejos.

- ¿Yo quiero a mi bebé?- Me grito la mujer, y me contuve de decir yo también.

- Señora, si el futuro dice que deben verse se verán, ahora váyanse, no podre hacer más por ustedes.

Entonces antes de que pudieran decir alguna palabra mas me hice invisible y me retiré.

No tenía a mi querido perro que había muerto salvándome la vida en otro mundo, mi niño me había dejado ya que había crecido, ahora solo quedaba volver a casa. Fui a la habitación del hotel tome todo lo mío y me encamine hacia la ciudad de Mei Lin volando en silencio.

Al llegar al gimnasio me recibió Urusangal abrazándome afectuosamente hasta intento un beso en mi hocico, cosa que esquive poniendo la mejilla.

- ¿Dónde esta Vadis?- Yo solo calle y dije.

- Hola Jueding.- Que veía que se acercaba.- hola Urusangal ya tengo todo para la comida.

Las aventuras de Qwon - #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora