L9 La memorias se olvida, pero el gusto a la grasa negra no

2 0 0
                                    

 Hoy justamente se cumplía dos años de que cayera en la base Laksmi así que me retiraría como hacía para estas fechas a meditar a un lugar diferente, esta vez el gran maestro me envió a otro monasterio cerca de un pantanal.

Este templo era diferente al nuestro, mas rustico y humilde, fui recibido por los sabios y monjes de forma muy cordial. Luego de esta ceremonia yo les propine el respeto que debía, me acompaño Lui Tong que no deseaba quedarse solo.

Luego de comer junto con los otros hermanos nos dirigimos a una cascada que me aconsejaban para meditar allí él ya que era un lugar sagrado. Había escuchado de este tipo de meditación (meditación de cascada) pero nunca antes la había practicado. Esta queda a la vera de un arrozal cerca de un bosquecillo y al pie de una montaña, el lugar era un pequeño paraíso. Al llegar, antes de meterme vi la estatua de un zorro y de un lobo sobre una fuente con la forma de un lirio.

Me quede solo con mi ropa interior, me metí en el agua y medite bajo la cascada por muchas horas mientras mi acompañante rezaba con su collar de cuentas unas letanías y su tamborcillo. Finalmente terminamos la meditación y los rezos con hambre y nos dirigimos a un pueblo cercano que nos recomendaran en el templo para comer algo. Caminamos por el campo encontrándonos con unos lugareños saludándolos cada vez que pasábamos cerca de ellos como rezaba la costumbre, finalmente llegue al pueblo. En este lugar había una tienda de comida y vituallas realmente muy bella y pintoresca, decidimos entrar.

Allí nos recibió una tigresa vestida con ropas típicas de color blancas y rojas que al verme me prodigo un saludo afectuoso y me abrazo.

- ¡Qwon, tanto tiempo, que alegría!.- Yo me aparte un poco y le dije

- Disculpe señora es la primera vez que vengo a este pueblo. ¿De donde la conozco?.- La mujer me sonrió.

- No te hagas el tonto Qwon, estuviste aquí hace cuatro años y la pasamos muy bien, hasta comiste en mi casa con mi esposo y mis hijos.

- Disculpe usted pero hace cuatro años yo estaba estudiando en mi pueblo, recién hace dos para este día salí de él.

- Ya Qwon, no estés de broma, no me recuerdas soy Taiko.- Pensé un rato y le dije.

- Pues no Taiko, no te recuerdo, seguramente me confundes con alguien más.

- Está bien Qwon ¿ que buscas?- Dijo desilusionada.-

- Algo para comer, estuvimos meditando hasta hace unos instantes.-Camino entonces entre esos anaqueles me hizo una selección de chacinados y frutas.

- Esta es tu favorita.- Lo revise y si, era mi comida favorita.

- Gracias, pero deseo algo para aquí mi hermano menor, él no come carne.- Ella se apartó nuevamente y hizo otra buena selección de comida, Liu vio con agrado esto y le pagué.

- No me tome a mal mi actitud señora, es que últimamente pierdo mucho la memoria.

- Seguramente es por el entrenamiento que llevas.

- Seguro.- Y con un apretón de manos me despedí.

Comíamos mientras volvíamos al templo y allí me interrogo mi hermano.

- ¿Enserio sueles perder la memoria?

- Si, pero te aseguro que nunca me olvide de un lugar excepto lo referido a Pando Do, esto es raro.

- Raro, para mí que estas poseído por un demonio del viento.- Me pareció curioso lo que decía así que lo interrogué.

- ¿Por qué lo dices?

- En mi pueblo se dice que cuando alguien pierde la memoria o alguna otra cosa es culpa de los demonios del viento.

- Vaya, que cosas.- Dije mientras masticaba mi comida.- Y tú sabes sobre esas historia, porque ya me acusaron una vez de venir de esa nación.

- ¿En serio? ¿Dónde?

- En la base Laksmi cuando me conocieron.

- No estés de broma, uno de la nación del viento es algo mas...delgado, sin ofender, pero tu estas muy grande y grueso para ser de allí.

- ¿Y eso que no me conociste apenas salido de Pan Do, allí estaba mucho mas grueso?

- ¿Enserio, que tanto?

- Pues creo que pesaba ochenta o noventa kilos más.

- Caramba, eso sí que es mucho, seguro te veías mas como pelota que como tabla de grasa negra.

- Si, por cierto quieres un poco de ella, esta tiene avellanas.

- Seguro.- y la partimos en dos.

Continuamos hasta el templo comiendo de esa deliciosa golosina que es la grasa negra.

Las aventuras de Qwon - #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora