L7 Recuerdos de Pan Do

3 0 0
                                    

- Arriba.- Decía mi madre.

- Un segundo más, tengo sueño.- Respondí

- Que llegaras tarde de nuevo al monasterio.

- Ya va.- Dije arrastrando la a.

Camine entonces hasta el comedor, allí estaban todos, mis padres, mis hermanos, hasta mis abuelos, estaba toda mi familia, me senté en el lugar de siempre.

- Cada vez tenia sueños más raros.- Le comente a mi hermano mayor.- Ahora soñé que luchaba contra gárgolas, sea lo que fuere eso y se me caía encima una montaña, que locura. –

Revise los trece platos de desayuno como la tradición manda, eso de soñar de ser un flaquito me da hambre de por adelantado.

Mire a mi hermano menor con una nueva mascota y le dije.

- No llegaras a nada con tanto bicho

- Tu que sabrás, solo sabes dar patadas a lo tonto.

- Psss.- Dije en expresión de fastidio y apure mis bocados.

En camino al templo vi que construían un edificio muy grande, me recordaba a una pirámide, pero trunca, me acerque y le pregunte a uno de los capataces.

- ¿Qué es ese edificio?

- Es una mastaba, un edificio extranjero pero muy útil para la meditación.

- ¿Cómo útil?- pregunte curioso

- Es que condensa gran cantidad de Rei al que medite dentro.

- Caramba. ¿Lo ordeno el templo?

- No, lo ordeno el príncipe.

- ¿Y es nada mas de piedra?

- No, al parecer llevara algo en la punta, lo hará poner mas tarde.

Lo salude cortésmente y me retire para encontrarme con Qwon.

- Hola Qwon, tanto tiempo.

- Tienes razón Qwon, tanto tiempo. ¿Algo que darme hoy?

- Sí, tengo este libro de mi último sueño, con todos los detalles como te gusta, puse énfasis en los colores y sensaciones. ¿Lo darás para que aprendas?

- Si, lo daré para que aprendas tú.

- Arriba.- Decía mi madre.

- Un segundo más, tengo sueño.- Respondí

- Que llegaras tarde de nuevo al monasterio.

- Ya va.- Dije arrastrando la a.

Salí apurado sin desayunar con la sensación de haber soñado algo loco, pero como siempre lo olvidaba. No era que me preocupara demasiado ya que estaba en mi querida Pan Do. Por más bello que fueran mis sueños nada era como mi ciudad, ni sus colores, ni sus sonidos, nada era igual. Extrañaba mucho todo esto, debía apurarme, podía llegar tarde. No medie muchos mas pensamientos y me baje del caballo.

Aquel pueblo era un lugar que no había visitado antes, tenía un muy particular templo pentagonal con muchas torres y columnas, seguro significaban algo, tendría que investigar. Me dirigí hacia sus portalones, los traspuse y me dirigiéndome a la nave principal fui por unos sacerdotes a preguntar que era este lugar.

- Arriba.- Decía mi madre.

- Un segundo más, tengo sueño.- Respondí

- Que llegaras tarde de nuevo al monasterio.

- Ya va.- Dije arrastrando la a.

Abrí los ojos y todo era oscuro, agradable pero oscuro. ¿Para qué me despertó mi madre a esta hora? Tenía que admitir que me sentía muy bien pero extrañaba el sol. Quise levantarme pero no podía, mire a mi costado y observe que me faltaba un brazo, quise mover mis piernas, pero nada ocurrió. ¡Qué noche loca tuve! Debo beber menos, definitivo, no combino más el tomar cerveza y luego tomar licor.

Entonces luego de despedirme de Qwon me fui al templo, allí estaba mi maestro con los papeles para escribir mis sueños, y eso lo hice, escribí hasta el último detalle ya que al leérselos a todo Pan Do debía ser muy explícito.

Al levantarme de mi cama lo hice muy relajado y a gusto, porque no estaba delgaducho como en mi sueño, era algo turbador.

- ¿Qué será esa sensación del rostro mojado?

Entonces me lo toque y los gritos se arremolinaron a mi alrededor, caí de espaldas, todo se desvaneció.

- ¿Qwon despierta?

- Tengo sueño.

- ¡Despierta!

- Tengo sueño, déjame dormir un poco más.

- ¡Despierta, tienes que saludar al sol!

Entonces abrí los ojos, estaba en un gran cuarto oscuro.

- ¿Mamá, eres tu?

- No, soy Janet.

- ¿Quién eres Janet?

- Tu estudiante. ¡No cierres los ojos!- Dijo alarmada.- Despierta.

- Hace frio.

Entonces sentí la tibieza del fuego y pude ver borroso a una elfa con el puño encendido.

- ¿Janet, has muerto tú?

- No estúpido, arriba.

Me sentía muy pesado y los ladridos de Vadis me espabilaron. Con gran esfuerzo me incorpore y comencé a caminar lentamente por aquellos pasillos guidados por aquella que me hacía de bastón.

- ¿Quién toca la música?

- Que música señor, esta todo en silencio.

- Nada, déjalo pasar.-

Yo escuchaba todavía la bella música de Pan Do, me puse a llorar sin mirarla y de forma disimulada.

¿Por qué me abandonaste Pan Do?

Yo quiero volver, pero algo me retine.

Mis ansias de conocimiento hacen que no vuelva.

Mis responsabilidades hacen que no pise tus costas ni coma tus comidas.

Pan Do, te extraño, vuelve a mí.

Declame entre susurros como para mí mismo esperando que nadie me escuchara.

- Aquí es la salida.- Y allí fuera encontré a mi amigo el sol.

Lo salude como siempre lo hacía.

¿Sol de Pan Do? Porque no calientas mi pelaje.

Agua de Pan Do, quiero que me refresques.

Sol, por favor, escucha mis suplicas, guíame con una estrella a Pan Do.

- Qué bello es tu idioma.- Dijo la elfa.

- Si, lo es. ¿Te gusto?

- Muchísimo. ¿Y qué decías?

- Nada Importante, solo rezaba.

Entonces me senté agotado y confundido, se que había soñado algo, pero no recordaba que.

Las aventuras de Qwon - #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora