L6 El otro mundo - El otro mundo (primer aparte)

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Caramba, esto era estar muerto, todo oscuro, frio y escalofríos. Siempre pensé en el túnel y en todo eso, pero al parecer tanto romance no estaba reservado para mi. Alguien mojaba mi rostro...¿Quién seria? Y alguien me habla

- Arriba vago.

Seguía sin ver pero la voz me era familiar.

- ¿Papá sos vos?

- Si y mas vale que te levantes, no me pongas en desgracia como hiciste con la cena de Mai Lin.

- ¿Has muerto?

- No, pero todos moriremos si no te levantas.

- Hace frio.

- Levántate.- Dijo otra voz, esta ves de mi hermano mayor.- Levántate.-Y siento un golpe en el rostro.

- Hermano. ¿Tu has muerto?

- No, pero moriremos todos si no te levantas.

- Hace Frio.

- Mira, ponlo de esta forma, no solo te hará frio sino te levantas, sino que además te daré una golpiza que morirás por segunda vez.

Hice un gran esfuerzo pero era mi mente, mi anima la que se movía, no mi cuerpo, así que trate de unirlas de nuevo. El trabajo de unión fue difícil, porque mientras mas las unía mas frio sentía, no un frio agradable de nieve sino un fio espantoso de muerte. Cuando me acercaba a hacerlo sentía mis brazos duros y un llanto, de un niño, que en ves de espantarme me daba fuerzas. Finalmente, en un esfuerzo colosal abrí los ojos. Lo que vi fue al pequeño Ariel en mis brazos llorando con fuerza. Afloje un poco la presión para soltarlo, vi hacia abajo y vi mi querido estomago no lleno de sangre, yo nunca sangraba pero vi por donde entro la bala, caramba el calibre era muy grande.

- Para que hacen armas tan poderosas. – Dije en vos baja, casi en susurro

- Arriba vago.- Escuche a mi padre, pero no lo vi.

- Arriba inútil, no nos pongas en vergüenza.-Dijo mi hermano que igualmente no veía.

Me incorpore lentamente con un atroz dolor y me pare con el niño en brazos, mire el lugar y me pareció conocido, era el camino que me había llevado una vez el elfo, así que comencé a seguirlo. Sin mucha sorpresa vi a Vadis que me seguía, el había también podido caminar de lado y llegar a donde yo yacía.

En mi deambular, sin ki alguno al cual recurrir le dije al pequeño Ariel.

- No se si me entiendes, pero prometo por lo que me queda de vida que vivirás mejor que yo, sin tanta violencia, sin tantos Comandantes ni cosas raras, tu vida será puros juegos.

La visión comenzaba a nublárseme y escuche.

- Continua vago, no falta mucho.- Mi padre

- Sigue inútil, que no falta mucho.- Mi hermano.

- Tengo fe en ti.- Mi madre

- ¿Por qué no se dejan ver?

- No llego todavía el momento.- Respondió mi madre.

Seguí andando, acalambrado, adolorido, acompañado solo por Vadis y nadie mas hasta que llegue al árbol del encuentro.

- Te estaba esperando.

- Si sabias que estaba viniendo porque no me buscaste.- Le respondí con mi pensamiento, ya no podía hablar.

- Porque debías venir por ti mismo, caramba, el gran Qwon de Pan Do por un pequeño trozo de metal va a morir, y en mis tierras donde muere solamente el que quiere.- Aquel elfo, que estaba en frente mío me miraba con una gran sonrisa.

- Suelta al niño, yo lo tomare. Vamos Suéltalo.- Insistió, entonces afloje mis brazos, el lo tomo y el mundo giro al mi alrededor y todo se volvió negro nuevamente.

El dolor de mi estómago fue duro, sentía como un cuchillo me abría y revolvía mis entrañas.

- Cuando veas lo que te tiene tan mal te sentirás un nene llorón.- Entonces sentí un canto que me invito a abrir los ojos y vi al elfo poniendo sus manos, que estaban brillantes, sobre mi, cantando sin perder su sonrisa.

El dolor comenzó a cesar y el me mostro un pequeño trozo de metal, de aspecto bastante intimidante, yo simplemente sonreí.

Las aventuras de Qwon - #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora