L10 Reconfigurando

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Antes de subir al camión compre un espejo de mano, de esos redondos con un mango y con su parte trasera de tela estampada con flores, me sería útil más tarde a pesar de ser algo corriente, aunque este no era de plástico. Cuando fui a la boletería a elegir mi asiento busque el último del segundo piso. Compre además dos bolsos, uno lleno de papel y cosas así, como para que no sospecharan de que viajaba sin equipaje y el otro era de mano pero este contenía mis golosinas y algunas hierbas propias del lugar. Con todo mi disfraz de persona común bien puesto comenzó la actuación y mi viaje. Aquel camión me resultaba agradable, iluminado por pequeñas luces de a una por cada asiento, había además algunas cajas de imágenes, seguro pasarían alguna película para que no nos aburriéramos. Ya entrada la noche y luego que me cerciorara de que nadie me observaba, saque el espejo, me mire en el y le susurre a mi imagen lo siguiente.

- Ve por todas mis cosas, mi laboratorio, hasta por el ultimo de mis pelos, todo lo de mi habitación, todo lo que recordara mi paso en mi habitación del monasterio, ve rápido y si necesitas ayuda comanda a todos aquellos que custodian mis experimentos.

La imagen asintió y se alejó dándome la sensación de que era invisible. Di vuelta el espejo y lo puse sobre mi falda para ponerme a mirar cómodamente el cielo estrellado junto con las lunas. Todos allí dormían, menos el conductor, y yo, que me dedicaba con mis auriculares a escuchar música sacada de mi comunicador en aquella oscuridad. Paso el tiempo y sentí la interferencia eléctrica en mi canción, luego se apagó solo mi comunicador, señal de que algo mágico y fuerte se me había acercado. Di vuelta el espejo nuevamente allí estaba mi imagen que me susurraba todo lo que había hecho, de que removió hasta la última huella que me recordara entonces le dije.

- Cuando te meta en la bolsa dejaras todo allí, luego, eres libre.

Guarde entonces el espejo en la bolsa y la bolsa dentro de mi ropa interior; estire mis pies, recosté mi espaldar y dormí.

Me despertó el desayuno que repartían en el camión, nada muy elaborado, un pan relleno simple, con algo de jugo y una golosina. Agradecí a aquel hombre que servía ese entremés con una sonrisa y lo comí con gusto, luego fui a por un receso al cuarto de baño.

La primera parada de mi viaje fue en un pueblo bastante lindo, tendríamos allí media hora de descanso para comer, estirar los pies y volver. Al bajar fui por alguna revista digital, por esos pequeños chip que traían contendidos junto con los folletos de propaganda, lo leería en mi comunicador. La revista se trataba de una producción local de cocina y manualidades hogareñas, pensé que debería buscar un trabajo para mantenerme en mi destino y así no llamar la atención. Un trabajo de cocinero seria lo ideal. Comencé a ver los anuncios que había para ello y para mi sorpresa no había ninguno. Cosa que como supondrán, no me detendría, igual estudiaría las recetas de la zona y las costumbres para no ser tan extranjero en el lugar que elija.

El viaje fue monótono y largo, no me metía en nada, no preguntaba nada ni me interesaba en nada excepto el paisaje y mi música.

Llegue finalmente a la ciudad de Tornu, esta era cosmopolita aunque a realidad no había muchos peludos, era más bien una ciudad en que la mayoría eran lampiños. Revisando los restaurant en una guía de turismo elegí ir a uno parecido al Dinner que trabajara hace mucho tiempo. Cuando llegue y hable con el dueño note que era alguien muy responsable para con su negocio y apenas use leves toques de telepatía para comprarme su voluntad, no deseaba usar mis habilidades a nivel de que pudieran ser detectadas.

Luego fui a por un hotel donde hubiera una habitación que estuviera dos dormitorios y estuviera en un último piso. ¿Por qué dos habitaciones en vez de una? Eso es fácil de deducir ya que una habitación seria mi laboratorio y el otro el lugar donde dormiría. El lugar encontrado fue uno del cual se diría que era un barrio difícil, pero no deseaba llamar la atención con ningún tipo de lujo ya que en este tipo de lugar cada uno hacia lo suyo y no se metía en lo del vecino. Con el dueño de mi nuevo hogar no tuve que usar telepatía para comprar voluntades, el dinero hizo todo el trabajo por mí.

Las aventuras de Qwon - #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora