L8 El exilio - Ansias de cerveza

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Aquel día era un día bello, solo algunas nubes y nosotros volábamos por ellas. Sobre este bellísimo paisaje hice un conjuro de "intersección" y explicare en que consiste. Los conjuros de intersección, son conjuros de evocación o adivinación, siendo el que use de la última escuela. Ahora que pienso no explique que es la escuela de adivinación. Esta es, según dicen, la madre de todas las escuelas, la primera de todas y a su vez, la más difícil de dominar. Esta escuela maneja la ciencia de las posibilidades, en su base inicial, en una fase siguiente sirve para una detección de cosas, en la siguiente en obstaculizarse a si misma, y en la final para contactar. Estas faces no son lineales ya que los iniciados en adivinación utilizan las cuatro faces, pero es el orden que los arcanistas le dieron. El conjuro específicamente servía para anular conjuros de detección, era el más agresivo que conocía para lo que necesitaba y esto era que nadie me encontrara. Utilice un segundo conjuro de adivinación y fue una "contacto - consulta" en qué dirección tomar y esta me llevo hacia una cueva que tuvo que ser desalojada de osos, cosa que no fue un contratiempo sino que fue una bendición en carne para Jun. Mis en cantrips de limpieza no eran muy fuertes, pero tenía un par de escobas para limpiar aquella cueva. La deducción fue simple, si había osos, había comida, y si había comida para osos, había agua, el lugar era perfecto.

Aquella misma noche nevó de forma muy violenta y tuve que utilizar mis conocimientos de fuego para prender algunas piedras y entibiar aquel lugar, yo lo soportaba bien, pero Ariel era de climas cálidos.

La primera noche casi no dormí, preferí equipar aquel lugar lo mejor que podía y, por supuesto, tratar la carne para que no se echara a perder.

El día siguiente se presentó nublado y di de comer a Jun carne de oso, nosotros (Vadis, Ariel y yo) comimos del durazno que se me antojo en ese momento una real bendición.

Ya no use más aquellas ropas militares, ni mis ropas de Pan Do, sino simples y opacas ropas de campesino que utilizaba cuando estaba en el jardín ya que estas llamarían menos la atención. Junte toda el agua de la nieve que podía moldeando la piedra con un conjuro creando grandes jarrones. Luego de dejar todo en bastante orden salí con Jun y mi lanza dejando a Ariel y a Vadis con un familiar.

En mi reconocimiento vi que cerca corría un rio y era uno que tenía algunos peces y cerca de esta había, lo que yo llamaba, un salpicadero de árboles, de allí sacaría la suficiente madera para calentarme y mis muebles.

Comenzaron a pasar los días, entre pescar, saludar al sol, estudiar, enseñar y modificar esa cueva para poder instalar mi laboratorio.

De días pasaron a ser meses y el lugar tomaba un buen aspecto, yo era feliz y cada vez aprendía más cosas y Ariel crecía fuerte y sano.

Luego de enseñarle a leer mi idioma a Ariel y también el de aquí le di un libro de regalo y un juego calígrafo que había fabricado con mis propias manos. Este dibujaba y escribía muy feliz y viendo su trabajo note que era un gran artista con el dibujo.

Un día, como cualquier otro, encontré mi viejo computador e intente prenderlo, nada, lo que si me sorprendió es que siguiera intentando utilizarlo sin corregir el desfasaje causado por la magia.

Un día luego de una tormenta al regresar de pescar, en mi camino descubrí un campamento de comerciantes y sentí muy claramente a la distancia que estaban perdidos. Poniéndome la piel de un elfo me les acerque y les di auxilio. Estos se mostraron muy felices por la ayuda y los guie hasta un camino que había visto que sabía muy bien que conducía a un poblado. Pero en un momento de su distracción de estos me hice invisible y no me deje ver más.

Al volver a la cueva me sentía muy bien, extrañaba el contacto con la gente por más que fueran elfos, extrañaba mucho los enanos y su simpleza y sobretodo extrañaba la cerveza, pero el haber salvado a aquellos despistados me levanto el ánimo.

¿En que me convertí? ¿En cazador ermitaño? ¿Sería acaso el loco de la montaña? No lo sabía, pero de lo que estaba seguro es que pronto tendría mi cerveza.

Las aventuras de Qwon - #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora