L5 Ingredientes (segunda parte)

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Me levanté tranquilo y no hacia mucho mas de un año que había pasado por aquí, bueno, año y medio, no mas.

El estaba a los pies de la cama y todavía rezaba los mantras mi computador, era muy temprano y tenia hambre así que salí afuera a por comida. Los negocios estaban cerrados todavía pero había mucho movimiento, se hallaban por doquier los camioneros, con su rudeza y su sudor, su mal gusto y su música campirana. La verdad es que estaba algo de mal humor así que fui por una cerveza pequeña para sacarme el regusto de mi boca ya que no tenia mi cepillo de dientes, tendría que haber planificado más este viaje. Todo estaba muy animado y también vi a una mujer camionera, una rareza que estaba al parecer sola, una loba, como era de suponer. No había mesas, así que debería compartir, le pedí entonces a la mujer que al acercarme me miro de arriba para abajo.

- Caramba panda ¿caminas mal?

- ¿Porque lo dices?.- noto su mirada y tomo mi bo.- Lo dices por esto, no, mira es que soy monje y siempre caminamos juntos.

- ¿Eres sacerdote?

- No monje, casi lo mismo.- Y le sonreí

- Pues siéntate si gustas.

Me senté y la vi, realmente era muy bonita, ruda y de apariencia bastante fuerte. Su pelaje era negro como la noche y sus ojos canela que brillaban en aquella luz. Baje la mirada ya que la observaba mucho y me detuve en sus pechos, mire al costado y tome la carta y cubrí mi rostro, esta se rio un poco.

- Papas con huevo.... Carne a la plancha..... Sándwiches..... Pizza..... No, pediré esa picada tan rica que comiera la ultima vez.- Dije en vos alta.

- ¿Y dime panda, eres de por aquí?

- Vengo de Mai Lin, pero soy de Pan Do.

- ¿Y dónde queda Pan Do?

- Al sur, mas allá de donde termina el continente, en la Isla de Orinoco.

- Caramba eso si que es lejos.

- Si, y me falta todavía tiempo para volver.

- Todos tenemos nuestros asuntos, supongo.

Seguí charlando con esta loba que curiosamente se llamaba Cintia y venia del territorio de las sombras. Algunos le dedicaron una canción, y otro una cerveza, pero esta se la mando a devolver.

Ella comió bien, no como pájaro, sino como loba que era, luego bebió como camionera que era y se retiro a dormir a su camión, la despedí en la puerta, sabía que quería que pasara pero no estaba en mis intenciones seguirla.

Poco a poco todos comenzaron a irse y pedí algo de carne poco cocinada y condimentada con papas para llevarle a mi perro que suponía que seguía durmiendo. Fui a las habitaciones, algo me hizo mirar a un lado y al otro, pero no era más que los camioneros yéndose a dormir. Allí comimos los dos, el la carne, yo la papa, hice unos ejercicios simples de yoga como para mantenerme estirado y me recosté nuevamente, y adivinen que, Sintia estaba en mis pensamientos.

Si admitamos, no se me da tan mal eso de las mujeres pero esta me atraía mucho, sobre todo su acento sureño, se veía que era extranjera y su dureza dejaba claras pistas sobre que algo había dejado atrás, algo importante. ¿Qué habrá sido? ¿Un novio, familia? Yo no se y la verdad tenía mucho con mis cosas como para seguir la pista de alguien que seguramente no vería nunca mas en mi vida. Sin mediar muchos pensamientos más me dormí.

Las aventuras de Qwon - #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora