L7 Sangre de Troll

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Al arribar al fortín quede postrado recibiendo medicinas, muchas en verdad, hasta el oso vagabundo vino a verme ya que quería cerciorarse de que estaba bien, pero al querer analizarme con sus papeletas mi estado, estas, literalmente, se desintegraron. Vi su cara de consternación por este hecho, pero con voz todo lo consoladora que podía le dije.

- No te preocupes, no eres tú, soy yo. En el monasterio una vez intentaron algo parecido y pasó lo mismo, al menos a ti no te fulmino una centella.

- ¿Una centella? Explícate.

- Al parecer mi cuerpo en ese rito reacciono y arrojo una centella sobre el pobre monje que hacia esto y no pudo hablar por tres días, de allí en mas no hicieron más esos ritos conmigo.

- Eres raro, lo sabias.- dijo Rainkenji

Luego de esta visita tuve muchas horas en paz, descansando en mi cama con mi Vadis a mis pies y Ariel cerca de mí ya que tampoco se quería alejar, una vez intentaron sacarlo pero eran tales los llantos que profirió que decidieron que allí no molestaría.

Antes del atardecer llego mi capitán y dijo, luego de hacer ir a los guardias que me custodiaban.

- Caramba oso. ¿Quién te crees que eres?

- ¿Perdón?.- Dije algo asombrado por la grosería y el tono que utilizaba.

- Te crees algún tipo de dios al hacer esas maniobras. Sé que eres fuerte, pero porque no pediste ayuda ante esos cadáveres llameantes. ¿Pensaste que podías solo contra esas criaturas?.- Solo me quede callado.- No piensas en tu seguridad como si la fuerza de los titanes te protegiera, pues no te protegen, eres uno más de muchos, pero eres un mago y necesitas ayuda en los combates.- Suspiro.- Te daré una oportunidad más en tu puesto, pero de ahora en adelante no te separaras de tus ayudantes, ellos demostraron más sensatez que tú en combate, sobre todo ese Axis, es muy prometedor. Y por cierto ¿Te sientes bien?

- Obvio que si.- Dije en una fingida sonrisa.- Si quitamos la humillación y el dolor estoy bien.

- Mira chico, lo hago por tu bien, yo también fui joven y me creía que podía hacerlo todo y pues no lo podía, casi cuesta la vida de todos tus hombres la imprudencia que tuviste en esa incursión.

- Un momento, yo no sabía que nos encantarían ni nada.

- No lo digo por eso, lo digo por querer luchar solo contra cuatro, la próxima vez pedirás ayuda apenas la necesites, y recuerda, no eres invencible.

- ¿Me creerías si te digo que en mi tierra lo era?

- No, no te creería.- Y se rio.- Bueno, fue suficiente retos por hoy, traje esta bebida, es fuerte, pero a mi me reanima mucho.

Me mostro una botella que llevaba en la mano que no había visto sobre una mesa cercana, sirvió una copa y me la dio. Realmente era deliciosa, era una cerveza como nunca antes había tomado, y me la dio fresca, sabía bien que yo la tomaba así. Me aclaro mientras el entibiaba la suya que era cerveza de los enanos, receta familiar.

- Así que perteneces a familia de cerveceros.

- Así es, la mejor de Forjapiedra.

- ¿Tienes que ver algo con Forjapetrea?

- No, se que es de mi ciudad pero no estamos emparentados.

- Ya veo.

Deje de beber y cerré de dolor por un momento los ojos, este al esto se fue despidiendo sin antes decir.

- El elfo fue informado de tu situación, dice la palomo que mañana partirá de su torre hacia aquí trayéndote medicina. Por cierto. ¿Dónde guardaste la criatura que capturaste?

- En mi bolsa.- y se la señale sobre la mesa.

Se rio un poco y se despidió. Luego de ello volvieron mis custodios y yo descanse durante toda la noche.

A la mañana siguiente desayune mi durazno y lo repartí, ese durazno fue un buen bálsamo y note como volvían mis fuerzas a mis quemados músculos, pero no las suficientes para que estuviera completamente curado, debería investigar para más adelante las propiedades de este. Axel y Axis se presentaron a la mañana como había pedido y les di instrucciones que se redoblaran la velocidad de la construcción de las murallas externas y si era necesario sacar trabajadores de las casas se sacarían, de noche estarían todos los maestros fuego y Axis, el único que dominaba el hielo. También instruí que en la guarida no irían de a dos sino que dé a tres, tanto de día como de noche. Luego de recibir las instrucciones se retiraron y pude desayunar por mis propios medios en aquel lugar. Mire de soslayo a los guardias y comprendía porque lo hacían, temían que me levantara como cadáver andante.

Tras las horas de desayunar llego el elfo en su dragón, lo vi aterrizar, por la ventana ya que esta daba al patio de la guarnición.

Este vino si dilatación y me explico que me enseñaría una nueva magia, una curativa muy útil, que no era tan rápida como la magia de los sacerdotes ni chamanes, pero era, por lejos, más efectiva, se llamaba "sangre de trol". Esta magia consistía que a quien le hiciera el encantamiento regeneraría lentamente todo daño sufrido, hasta las partes pérdidas o amputadas. Era increíble pero necesitaba un componente especial, y era, sangre de trol. Estos no eran muy fáciles de encontrar, pero que él me daría un cristal en forma de bola, que contenía sangre, la suficiente para hacer tres curaciones al día, y que cada curación duraba un cuarto. Al llegar el amanecer se llenaría nuevamente de sangre, así que debería usarla en contadas ocasiones. Luego aplicarme el encantamiento y de usarlo en mi procedió a enseñarme las palabras misteriosas y gestos necesarios, pasamos dos cuartos estudiando, hasta saltee mi hora de comer por no interrumpir la lección. Luego de que se asegurara mi comprensión de lo que me había enseñado partió nuevamente a pesar de que la noche ya se había cernido.

Las aventuras de Qwon - #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora